Historia y política

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José Herrera Peña

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Semblanza


I. VIAJES

1. IDIOMAS

2. PARÍS

3. EUROPA

a) Italia

b) Los otros países


II. EL BOTÁNICO

TOURNEFORT

PLUMIER

LYNNEUS

PLANTAE SELECTAE

DE CANDOLLE

OTROS BOTÁNICOS

OBRAS DE APOYO

HUERTAS

JARDINES

RASPAIL

VON LIEBIG

BOUSSINGAULT

OTROS TRABAJOS


 III. NATURALEZA

1. LECLERC

2. JARDÍN DE PLANTAS

3. PRECURSORES

4. CONTEMPORÁNEOS

A.  LYELL

B. OTROS

5. MANUALES


IV. SOCIEDAD

A. Filosofía

1. BAYLE

2.  FRERET

3. D’ALEMBERT

4. DIDEROT

5. ENCICLOPEDIA METÓDICA

B) Biografía e historia

1. GIBBON

2. GIRARD

3. GAILLARD

4. CHATEAUBRIAND

5. MICHELET

6. OTROS

7. LAMENNAIS

8. OTRAS OBRAS

C. Literatura

1. Novela

2. Poesía y fábula


CONCLUSIÓN

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FONDO MELCHOR OCAMPO

Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

 

A. GENERALIDADES

B. LOS TREINTA Y OCHO LIBROS






MELCHOR OCAMPO

algunos de sus libros

por

JOSÉ HERRERA PEÑA


IV. SOCIEDAD

C. Literatura

2. Poesía y fábula

De Víctor de Laprade –poeta olvidado hoy- lo convencen sus poemas El perfume de Magdalena y La cólera de Jesús, publicados en 1839 y 1840, respectivamente. Nacido en 1812 –casi de la misma edad que Ocampo-, el profesor en la Facultad de Letras de Lyon pertenece a la escuela de Lamartine, del cual ya leyó o leerá próximamente su obra La historia de los girondinos, en cuatro tomos[1]. Es pues un poeta religioso, romántico y monárquico. En su obra se funden la naturaleza personificada -tal como la concebían los clásicos- y la fe cristiana. Teófilo Gauthier diría que bautizó el arte griego con las aguas del Jordán. Ocampo adquiere su poema Psique, que acaba de publicar en esos días[2].

“Al comienzo era la fábula”, dirá el poeta Paul Valery. Y uno de los fabulistas más notables del esplendor del absolutismo fue Jean de La Fontaine. El poeta francés del siglo XVII conoce la gloria con sus Cuentos, antes de ser reconocido por sus Fábulas.

El escritor no reniega de sus predecesores. Al contrario. Se inspira en ellos. Rinde homenaje al clásico Esopo así como a los fabulistas del renacimiento. Frye decía: “todo lo nuevo en literatura es viejo reforjado”.  La Fontaine es una prueba de ello. No imita servilmente lo existente. Tiene el arte de decir lo dicho con palabras nuevas y de expresar poéticamente una filosofía de la vida con sobriedad de estilo. Nada de frases inútiles. Ritmo, expresividad, escenas dialogadas, descripciones pintorescas, conclusiones, todo lo mide y lo regula con precisión poética.

De las Fábulas de La Fontaine se tiene conciencia desde la infancia. Sus textos forman parte de la educación de todos. Quizá al conocer la fábula de la liebre y la tortuga, algunos aprenden a utilizar bien su tiempo, o al enterarse de la de la cigarra y la hormiga, otros aprenden a ser previsores en caso de tiempos difíciles. Sea lo que fuere, Ocampo adquiere las Fábulas del poeta[3].

Por otra parte, Jean-Pierre Claris de Florian nació en 1755 y le tocó vivir y morir entre borrascas. Su madre falleció cuando tenía dos años de edad. Era pequeño de estatura y no de bonita cabeza, pero sabía hablar bien, tenía grandes y brillantes ojos negros y solía ser agradable y muy simpático. Entonces, lo protegió su tío abuelo, Voltaire. Gracias a él fue conocido en París, donde escribió piezas de teatro y fábulas. A los treinta y tres años alcanzó la gloria: ingresó en la Academia Francesa; pero poco después, estalló la revolución, y en 1794, como era noble, lo arrojaron en la prisión de la Conserjería. Florian estuvo un año detenido, demasiado para su débil naturaleza. Murió al mes de ser puesto en libertad. Ocampo adquiere sus Fábulas[4].

En este mismo orden de ideas, se apropia igualmente las Obras maestras de los fabulistas franceses[5]. Al preparar su viaje a Italia lee dos obras en francés, una ligera y la otra clásica: las Sátiras de Juvenal[6] y las Obras de Cicerón[7].

 


[1]Lamartine. Los Girondinos”, número 74.

[2] Victor de Laprade, Psique, poème, Paris, Jules Labritte, 1841. No aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo.

[3]Fables de Jean La Fontaine”, número 231.

[4] Florian, Fables, Paris, chez A. Neveu, 1821. No aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo.

[5]Chefs d'ouvre des fabuliste francais”, número 336.

[6] Satire scelte di Giuvenale, tr. Melchior Cesarotti, Parigi, presso Gio. Claudio Molini, 1805. Aparece en el número 261 de la lista de los albaceas bajo el título: “Satira di Guibernles”.

[7] M. Delcasso, Oeuvres de Ciceron, Paris, C.L.F. Panckoucke, 1835. No aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo.

 



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