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Poesía y fábula
Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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Yo
sé los nombres extraños José
Martí |
A pesar de que el joven Ocampo ya tiene las obras más
importantes de Lineo, en las que se plantea un sistema de clasificación
de la naturaleza que ha sido universalmente aceptado, enriquece su
biblioteca con dos nuevas adquisiciones: Método probado de botánica,
del señor Dubois,
en francés[1],
y Botanografía universal
de François-Joseph
Lestiboudois,
en la que se exponen los principios de la botánica, anatomía y
fisiología vegetal, con tablas analíticas, descripción de las plantas
que crecen espontáneamente o se cultivan generalmente en el norte de
Francia y Bélgica, sus propiedades, indicación del tiempo de floración,
citación de sus figuras, etcétera, en dos tomos; el primero de los
cuales está dedicado a las criptógamas, y el segundo, a las fanerógamas,
con láminas de decorados florales bajo el cuidado del autor[2].
Después,
no le tiembla el pulso para hacerse de las estupendas Memorias del
Museo de Historia Natural, en veinte tomos, elaboradas pacientemente
durante diecisiete años por los profesores de este establecimiento,
bajo la dirección del señor Dufour[3].
Por otra parte, Achille
Richard, médico y profesor de botánica en la Facultad de Medicina de
París, ha declarado recientemente (1840-41) que es capaz de transformar
el desierto en un jardín. Nadie ha puesto en tela de duda su afirmación.
En 1819 escribió sus Elementos de botánica aplicados a la medicina
para uso de los estudiantes de la Facultad de Medicina de París y del
Jardín del Rey, que le han dado un gran prestigio en la materia. Aquí define
la botánica y los objetos de que se ocupa; su división en tres ramas,
la botánica propiamente dicha, la física vegetal y la botánica
aplicada; qué es un vegetal y cuáles son sus partes, etcétera, y hace
un recuento de los grandes autores que han abordado el tema, desde
Teofrasto, Gesner,
Cesalpin,
los hermanos Bauhin, Rai, Magnol y Rivin, hasta Tournefort, Lineo,
Bernard De Jussieu, Antoine-Laurent De Jussieu, Tournefort y siguientes. Después, este mismo autor desarrolló
sus ideas científicas hasta culminar en los Elementos de historia
natural médica, que reafirmaron su espacio en el mundo de la
ciencia: estos son los que obtiene el joven michoacano[4].
Poco antes, Richard había escrito una excelente
monografía sobre las Orquídeas de las islas de Francia y de Borbón,
ilustrada por él mismo. Para dar una idea sobre su precio, baste decir
que actualmente (diciembre 2002), no obstante su corto número de páginas,
se cotiza en un mil trescientos cincuenta dólares[5]. De paso, del mismo autor, a pesar de que es médico -o
por eso mismo- adquiere el Compendio
elemental de mineralogía[6].
Volviendo al reino vegetal –a la poesía de las
plantas y las flores-, del otro lado del mundo; allá, por su tierra
michoacana, por los alrededores de Maravatío, Tuxpan, Taximaroa y Zitácuaro -por
su propia hacienda de Pateo-, ha visto orquídeas maravillosas en
abundancia, de diversas especies y riquísimos colores, algunas de las
cuales tienen los más grandes y gloriosos pétalos del mundo. Ocampo ya
ha elaborado algunas notas al respecto (Escrito
sobre orquídeas,
sin fecha).
En todo caso, no duda en conseguir la delicada obra Orquídeas
europeas, particularmente las del género que sin lugar a duda son
dignas de ser vistas, escrita en latín por Ludovino
Claudius
Richard[7].
Las
plantas de sombra ejercen su propia fascinación. Así que, en esta área,
se hace de una obra específica sobre la distribución por género de
las plantas de sombra,
de Guilielmo
Daniele Josepho
Koch,
en latín[8].
Y volviendo
al mundo en que vive, adquiere algo que le será muy útil en sus paseos
suburbanos por la capital francesa: Flora general de los alrededores
de París, tres tomos, que clasifica a las plantas según el método
natural, de François
Fulgis
Chevalier
-doctor en
medicina de la Facultad de París, profesor de botánica y miembro de
varias sociedades de sabios-, y que contiene una descripción de todas
las plantas ágamas, criptógamas y fanerógamas, con dieciocho
ilustraciones[9].
También obtiene en francés algo que podrá tomar
bajo el brazo durante sus paseos por el campo: los dos tomos del Manual
del herborista de Julia Fontenelle
y Henri Tallard[10].
Aunque
el universo de la botánica parece infinito, como el de la naturaleza,
hay que darle fin. Sus dramáticas aventuras por las librerías decide
concluirlas con algunas obras específicas, entre ellas, Botánica
de Tashemvich[11];
Investigaciones
sobre las especies de praderas artificiales[12],
y Flora británica de Thornton,
en inglés, tan de su agrado esta última, que la compra dos veces[13].
Sin
embargo, ¿cómo resistir el influjo que ejercen las obras
especializadas sobre la botánica del Nuevo Mundo? Imposible.
Cualesquiera que sea su precio, las agrega a sus adquisiciones: Plantas
nuevas o raras de América, en cuatro tomos[14],
Flora del Perú de Chiloncis,
en tres tomos[15], Plantas usuales de
los brasileños, de Auguste
de Saint-Hilare[16], Flora pintoresca y médica
de las Antillas, de Decourlitz[17]
y
Flora boreal americana, de Burman[18].
Y
aunque ya ha leído otros libros -los tiene en su biblioteca de la
hacienda de Pateo-, los vuelve a conseguir. Uno es del mismo Burman,
amigo de Lineo, pero ahora con su nombre latinizado, Joannes
Burmannus,
escrita en latín, Plantas americanas conforme
a las pinturas de Charles Plumier, en dos tomos, que también adquiere
dos veces[19].
Otro libro que vuelve a conseguir,
en francés, es Viaje de Humboldt
y Bonpland,
en nueve tomos[20],
que ya posee en español[21].
En idioma francés se hace de una obra más de Bonpland,
Plantas equinocciales recogidas en México[22].
Y, por último, toma posesión de la valiosísima obra de Humboldt -otro poema monumental de la naturaleza-, en latín, titulada Nuevos géneros y especies de plantas[23].
[1] M. Dubois, Méthode éprouvé de botanique, Paris, a la librairie classique de E. Crète, 1825; que no aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo, Colegio de San Nicolás.
[2] François-Joseph Lestiboudois, Botanographie Universelle, Paris, Boret, 1827. Aparece en el número 301 de la lista de los albaceas bajo el título “Les Tibondois. Botanigraphic”.
[3] M. Dufour, Mémoires du Musée d’Histoire Naturelle, par les professeurs de cet établissement, Paris,1815, chez A. Berlin; 1817-1832. Paris,1815 (tomes I y II) chez A. Berlin; 1817 (tome III), 1818 (tome IV), 1819 (tome V), 1820 (tome VI), 1821 (VII), 1822 (VIII y IX), 1823 (X), 1824 (XI), 1825 (XII, XIII, XIV), 1827 (XV, XVI), 1828 (XVII), 1830 (XVIII, XIX), 1832 (XX). Aparece en la lista de albaceas en el número 236 bajo el título « Memoires du Muséum d’Histoire Naturelle » Anotación de Arreola: “(París, 1815)”.
[4] Achille Richard, Eléments d'Histoire naturelle médicale, Paris, Bechet Jeune, 1831; trabajo publicado también en las Memorias de la Sociedad Natural de París, volumen 4, con estupendos y admirables -casi prodigiosos- dibujos del autor. No aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo.
[5] Achille Richard, Monographie des Orchidées des Iles de France et de Bourbon, Paris, J. Tastu, 1828.
[6] Achille Richard, Précis élémentaire de minéralogie; que no aparece en la lista de los albaceas, pero sí en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo.
[7] Ludovino Claudius Richard, De orquideis Europeais annotations, praesertim ad genera dilucidanda spectantes, ex tipographia A. Berlin, 1817. Aparece en el número 247 de la lista de los albaceas bajo el título “Richard et Saint Hilaire” y se encuentra en la Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
[8] Guilielmo Daniele Josepho Koch, Generum tribuumque plantarum umbelliferarum nova dispositio, sin fecha de edición. Aparece en el número 451 de la lista de los albaceas bajo el título “Generum Tribunque Plantarum umbelliferarum”.
[9] François Fulgis Chevalier, Flore générale des environs de Paris, selon la méthode naturelle, Paris, chez Ferra Jeune, libraire, 1826-1827. Aparece en el número 393 bajo el título “J. J. Chevalier. Flore generale des environs de París”.
[10] Julia Fontenelle y Henri Tallard, Manuel de 1'Herboriste, 1828. Aparece en la lista de los albaceas en el número 223 bajo el título “Manuel de l’erboriste”.
[11] “Botanique. Tashemvuch”, número 293 de la lista.
[12] Aparece en el número 377 de la lista de los albaceas bajo el título “Recherches sur l’especes des prairies artificielles”.
[13] Thornton, British flora, números 472 y 485 de la lista de los albaceas.
[14] Aparece en el número 362 de la lista de los albaceas bajo el título “Plantes nouvelles on rares de 1'Amerique”.
[15] Aparece en el número 239 de la lista de los albaceas bajo el título “Chiloncis. Flora perubianne”.
[16] Auguste de Saint-Hilare, Plantes usuelles des Brésiliens, Paris, Grimberte, libraire, 1824. Aparece en el número 247 bajo el título “Richard et Saint Hilaire”.
[17] Decourlitz Flore pittoresque et médical des Antilles. Aparece en la lista de los albaceas en el número 468 bajo el título “Deseonartil. Flore pintoresque et medical”.
[18] Aparece bajo el número 462 de la lista de los albaceas bajo el título “Flora Borealia Americana”.
[19] Joannes Burmannus, Plantarum Americanarum fasciculus octavus, continens plantas, quas olim Carolus Plumierius… Ludgar Baravi, MDCCLVIII <1758>; números 416 y 437 de la lista de los albaceas, y aparecen, el primero, con un tomo, y el segundo, con dos, bajo el título “Plantarum americanarum”).
[20] número 326 de la lista)
[21] número 14 de la lista)
[22] Plantes équinoxiales recueillis au Mexique, Paris, 1802; no aparece en la lista de albaceas, pero la cita Fernández de Córdoba en Sumaria relación de las bibliotecas de Michoacán, p. 144, dentro del “inventario de la biblioteca de Ocampo que conserva el archivo de la Universidad Michoacana”)
[23] Nova genera et species plantarum, Paris, 1815-1825; que tampoco aparece en la lista de los albaceas, pero la menciona Fernández de Córdoba en la obra citada arriba, dentro del “inventario de la biblioteca de Ocampo...”)