Historia y política

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José Herrera Peña

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índice

Semblanza


I. VIAJES

1. IDIOMAS

2. PARÍS

3. EUROPA

a) Italia

b) Los otros países


II. EL BOTÁNICO

TOURNEFORT

PLUMIER

LYNNEUS

PLANTAE SELECTAE

DE CANDOLLE

OTROS BOTÁNICOS

OBRAS DE APOYO

HUERTAS

JARDINES

RASPAIL

VON LIEBIG

BOUSSINGAULT

OTROS TRABAJOS


 III. NATURALEZA

1. LECLERC

2. JARDÍN DE PLANTAS

3. PRECURSORES

4. CONTEMPORÁNEOS

A.  LYELL

B. OTROS

5. MANUALES


IV. SOCIEDAD

A. Filosofía

1. BAYLE

2.  FRERET

3. D’ALEMBERT

4. DIDEROT

5. ENCICLOPEDIA METÓDICA

B) Biografía e historia

1. GIBBON

2. GIRARD

3. GAILLARD

4. CHATEAUBRIAND

5. MICHELET

6. OTROS

7. LAMENNAIS

8. OTRAS OBRAS

C. Literatura

1. Novela

2. Poesía y fábula


CONCLUSIÓN

_____________



FONDO MELCHOR OCAMPO

Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

 

A. GENERALIDADES

B. LOS TREINTA Y OCHO LIBROS







MELCHOR OCAMPO

algunos de sus libros

por

JOSÉ HERRERA PEÑA

II. EL BOTÁNICO

 

TOURNEFORT Y ROZIER

Ocampo, a sus veintiséis años de edad, ha hecho su viaje a Europa en 1840-41 no sólo para conocer su geografía, sus paisajes, sus ciudades, su gente, sus costumbres, sus expresiones políticas, su forma de organización social, su arte y su cultura, así como para comunicarse con sus habitantes en sus propias lenguas, sino también para adquirir las obras fundamentales de una ciencia que lo ha apasionado siempre: la botánica, y, de paso, de otras dos que están íntimamente relacionadas con ella: la medicina, por un lado, y la agricultura, por otro.

México en esos días es un país esencialmente agrícola y todo parece indicar que lo seguirá siendo por mucho tiempo. Su botánica es riquísima. Y a pesar de los estudios que se han hecho en esa materia, permanece todavía inexplorada en gran parte. Él mismo acaba de emprender una expedición –el año pasado, 1839- a Veracruz, Puebla y Sur de México, para estudiar su flora, y aunque es cierto que lo que le llamó la atención de esas regiones fue su situación social, más que su vegetación -como lo acreditan las abundantes notas que dejó escritas-, de todos modos ésta no ha dejado de interesarle[1].

Cierto que el mundo vegetal de México ha sido descrito en forma estupenda desde los primeros años de la Conquista; sin embargo, ahora tiene la posibilidad de hacerse de las obras fundamentales en esta materia, vista con otros ojos. Constata con agradable sorpresa que obtenerlas no es un problema que no pueda resolver rápidamente el dinero. En otras palabras, no será necesario viajar a los países en que éstas se escribieron o se editaron, ya que todas están a la venta en París, la mayor parte en latín, aunque también en francés, inglés y alemán.

Lo primero que busca son los Elementos de Botánica del maestro Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708), cuya fama científica trascendió las fronteras europeas. Es inútil. Están fuera de mercado. Lo que logrará obtener son las Demostraciones elementales de botánica de François Rozier, así como el Tratado sobre los helechos de América de Charles Plumier (1646-1702).

Tournefort, el maestro, no tuvo más que una pasión en su vida: la botánica. Hizo un vivero con la flora de la Haute-Provence, que enriqueció hasta que falleció. Egresado de la Universidad de Montpellier, adquirió pronto la reputación de sabio naturalista, a tal grado que Guy Fagon, médico de Luis XIV, le ofreció el cargo de botánico del Jardín del Rey.

Viajero infatigable, este científico prosiguió sus observaciones sobre la flora de España, Portugal, Inglaterra y los Países Bajos, y en 1693 suplió a Fagon como intendente de los jardines reales. Al año siguiente publicó sus Elementos de Botánica o método para conocer las plantas, en el que expone un sistema de clasificación cuya claridad y precisión le reportaron gran éxito en Europa. Determina el género según dos criterios, la flor y el fruto, y clasifica las plantas examinando las flores (la corola en primer lugar), hojas, raíces, tallos y sabores. Al conocer su sistema, Lineo, el célebre botánico sueco, decidió tomarlo como base para desarrollar el suyo.

En 1791, Tournefort partió con el pintor Claude Aubriet, quien había ilustrado sus Elementos de Botánica, a los países de Levante, con el encargo de Luis XIV de buscar “plantas, metales y minerales, e instruirse sobre las enfermedades de esos países y los remedios de los que hacen uso, así como de todo lo que concierne a la medicina y a la historia natural”. El relato de su viaje, en el que llegó hasta Armenia, sería publicado después de su muerte bajo el título Relato de un viaje al Levante (1717).

El viajero enriqueció los jardines del rey –llamado el Jardín de las Plantas- con un vivero de más de ocho mil especimenes; pero su fama científica se debe a su método de clasificación, que se extendió en toda Europa, y que no tuvo rival hasta que apareció Lineo, quien, por otra parte, le rindió homenaje. Los viajes, indirectamente, lo mataron. Tournefort murió prematuramente a los 51 años, a consecuencia de las lesiones que recibió con el timón de una carreta

El joven michoacano se resigna, pues, a dejar los Elementos de botánica de Tournefort fuera de su haber bibliográfico, porque no hay ejemplares disponibles a la venta, así como no los hay tampoco de la Historia de las plantas que nacen en los alrededores de París y su uso en la medicina, del mismo autor.

Pero adquiere, en cambio, una de las últimas ediciones de las Demostraciones elementales de botánica, seguidas por una instrucción sobre la recolección y la disecación de las plantas conforme al método de Tournefort, en cuatro tomos, de Jean-Rozier y Antoine-Louis de la Tourette[2]. Al primero de estos autores ya lo conoce muy bien. Nacido en Lyon en 1734; doctor en teología; director de la Escuela Veterinaria de su ciudad de origen y miembro de un gran número de Sociedades Botánicas, fue cura constitucional bajo el régimen de la revolución y murió en su cama en 1793 a consecuencia de una bomba. Agrónomo de gran prestigio, particularmente notable en materia de viticultura, tras comprar una propiedad cerca de Béziers, puso en práctica su gran conocimiento sobre vinos.

Ocampo tiene en su casa, en la hacienda de Pateo, el estudio cumbre del abate Rozier, al que aprecia en forma especial. Él lo llama coloquialmente Diccionario de Agricultura, pero su título exacto es Curso completo de agricultura teórica, práctica, económica y de medicina rural y veterinaria, seguido de un método para estudiar la agricultura por principios, o Diccionario universal de agricultura[3].


[1] Melchor Ocampo, Viaje a Veracruz, Puebla y México en 1839

[2] Jean-François Rozier y Antoine-Louis de la Tourette, Démonstrations élémentaires de botanique suivies d’une instruction sur la récolte et la dessiccation des plantes. La primera edición de esta obra la editó Bruiset aîné en 1766. No se tienen noticias de la segunda. En cambio, en 1787 apareció la tercera -también por Bruiset aîné-, advirtiendo que “contiene los principios generales de esta ciencia según el método del señor de Tournefort y del caballero Lineo”. La edición está considerablemente aumentada, en tres volúmenes. Y la cuarta fue hecha por la misma editorial en 1796: ésta es la que adquiere Ocampo. Aparece en el número 292 de la lista de los albaceas bajo el título “Demostration de botanique”. Anotación de Arreola: “(Es la obra de Raspail, editada en Lyon, 1736). Sala Ocampo en el Colegio de San Nicolás. 4 (ejemplares)”. Sin embargo, Raspail nunca escribió una obra con este título, y menos en 1736, pues este célebre médico no nacería sino hasta 1794. 

[3] Cours complet d’Agriculture théorique, pratique, économique et de Médecine rurale et vétérinaire, suivi d’une méthode pour étudier l’Agriculture par principes, ou Dictionnaire universel d’agriculture; no aparece en la lista de los albaceas, pero la obra es citada por Ocampo en Una confesión, París, octubre 22 de 1840.

 

CHARLES PLUMIER

 

 

 

 

 

 








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