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José Herrera Peña

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 III. NATURALEZA

1. LECLERC

2. JARDÍN DE PLANTAS

3. PRECURSORES

4. CONTEMPORÁNEOS

A.  LYELL

B. OTROS

5. MANUALES


IV. SOCIEDAD

A. Filosofía

1. BAYLE

2.  FRERET

3. D’ALEMBERT

4. DIDEROT

5. ENCICLOPEDIA METÓDICA

B) Biografía e historia

1. GIBBON

2. GIRARD

3. GAILLARD

4. CHATEAUBRIAND

5. MICHELET

6. OTROS

7. LAMENNAIS

8. OTRAS OBRAS

C. Literatura

1. Novela

2. Poesía y fábula


CONCLUSIÓN

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FONDO MELCHOR OCAMPO

Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

 

A. GENERALIDADES

B. LOS TREINTA Y OCHO LIBROS





MELCHOR OCAMPO

algunos de sus libros

por

JOSÉ HERRERA PEÑA


CONCLUSIÓN

Cualquiera diría que Ocampo ha gastado una fortuna en sus libros; pero él piensa lo contrario. En realidad ha ganado una fortuna, a cambio de dinero.

Al salir de México, ha dejado una deuda de nueve mil quinientos pesos, que sus acreedores, abusivamente, la han querido hacer subir a diecisiete mil. No le preocupa. Tiene libros y caballos para saldarla. Es cierto que por su biblioteca no le pagarán lo que vale, pero al menos esos libros ya los leyó o los consultó. Entre ellos hay muchos buenos. Le han costado casi cuatro mil pesos y pueden sacárseles más de mil, por mal que se vendan. Ofrecerá al licenciado don Ignacio Alas, su tutor, que coja de ellos previamente los que le gusten, pues algunos son raros y no será fácil volverlos a ver[1].

Dos de esos libros son valiosísimos. Le suplicará a su tutor que no los venda. Uno de ellos es "el Rozier", y el otro es "el Molina.

El primero se titula Curso completo de agricultura teórica, práctica, económica y de Medicina rural y veterinaria, seguido de un método para estudiar la agricultura por principio, o Diccionario universal de agricultura, publicado a título póstumo en 1796, en doce tomos, nueve de ellos redactados por el propio Rozier y los otros tres por sus colaboradores después de su muerte.

Y el segundo es el titulado Vocabulario en lengua castellana y mexicana, de Alonso de Molina. El autor llegó de niño a México y aprendió la lengua mexicana en su convivencia con los niños indios. La hablaba bien y fue intérprete de los primeros franciscanos llegados a América. Su obra incluye una extensa nomenclatura mexicano-castellana y fue durante mucho tiempo fuente importantísima para el estudio de la lengua náhuatl[2]. (Hay un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Madrid; otro en la Universidad de Salamanca, y otro más en la Biblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulane. El Vocabulario que perteneció a don Melchor Ocampo se encuentra actualmente en la Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás. Le falta la portada original, que era precisamente uno de los elementos más valiosos del incunable; tiene la marca de fuego de Melchor Ocampo, y está dañado y mutilado de las tres últimas hojas).

En 1844, Ocampo publicará un artículo sobre bibliografía mexicana de lenguas aborígenes, en el que cita treinta y tres obras, entre ellas, en primer lugar, al Vocabulario en lengua castellana y mexicana, de Molina.

Mientras tanto, el michoacano ha estado trabajando en dos obras en francés: Viaje de un mexicano en París en 1840 y Suplemento al Diccionario de la Lengua castellana por las voces que se usan en la República de México. Algo le darán por ellas. La primera, si se publica, será anónima, para no atraer la atención. Y de la segunda tiene recogidas ya más de mil doscientas voces y trabajada la definición de unas cuatrocientas. Y como le da día y noche, no acabará el invierno sin que vea cumplido ese trabajo[3].

El licenciado Alas, su tutor, nunca venderá sus libros. Los que tenía, los que ahora hace llevar de Europa y los que adquirirá después, tanto en México como en Estados Unidos y en la propia Europa, formarán una de las bibliotecas particulares más completas y ricas de la nación. “En la imposibilidad de retener su hacienda –dice Fernández de Córdoba- por las deudas que contrajo durante su permanencia en Europa, unidas a las que reconoció en Pateo antes de emprender el viaje, decidió venderla para pagar a sus acreedores, reservándose una fracción de tierra inculta denominada Rincón de Tafolla, en donde edificó su nueva finca rústica bautizada con el anagrama de su apellido: Pomoca[4].

Preferirá vender sus tierras, no sus libros, como se lo recomiendan sus amigos. En enero de 1847, en calidad de Gobernador de Michoacán, funda el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo. Diez años después, en 1856, al borde de la bancarrota total, el doctor José María Manzo le propone la venta de su biblioteca al Colegio de San Nicolás, a buen precio y en plazos cómodos, para que "eche a andar" Pomoca y salga de apuros.

No. El Colegio no está para ayudarlo en sus quebrantos económicos, a cambio de sus libros. Al contrario. Él ayudará al Colegio como pueda y cada vez que pueda. Sus libros no se los venderá: se los legará. Cinco años después, su último pensamiento será para el Colegio. “Próximo a ser fusilado”, escribe en Junio 3 de 1861, “en el mismo lugar de la ejecución, hacienda de Jaltengo... lego mis libros al Colegio de San Nicolás de Morelia, después de que mis señores albaceas y Sabás Iturbide, tomen de ellos los que les gusten”[5].

El 30 de agosto de ese año, la señora doña Josefina Mata y Ocampo de Carrera, nieta de don Melchor Ocampo, confiaría al Colegio de San Nicolás el corazón de su abuelo, que se conserva en la sala que lleva su nombre.

Y el 6 de enero de 1862 –Ocampo hubiera cumplido cuarenta y ocho años de edad-, los albaceas entregarían al Gobierno del Estado sus libros, conforme a la lista que firmó el señor don Luis González Gutiérrez, inspector de Instrucción Pública. Aunque muchos de ellos se han perdido, otros se conservan en la biblioteca de la sala Melchor Ocampo del Colegio de San Nicolás, y unos cuantos en la Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

 


[1] Melchor Ocampo, Una confesión, París, Octubre 22 de 1840.

[2] El libro de Rozier es el Cours complet d’Agriculture théorique, pratique, économique et de Médecine rurale et vétérinaire, suivi d’une méthode pour étudier l’Agriculture par principe ou Dictionnaire universel d’agriculture. Y el de Molina es el incunable titulado Vocabulario de la lengua castellana y mexicana, (1571); número 26 de la lista de albaceas. Aparece bajo el título “Manual vocabulario de las lenguas Castellanas y Mexicana, por Molina”. Anotación de Arreola: “(Vid. Bibliog. No. 1)”.

[3] Melchor Ocampo, Dos de sus obras, París, Octubre 11 de 1840.

[4] Fernández de Córdoba, Sumaria relación de las bibliotecas de Michoacán, p. 143.

[5] Melchor Ocampo, Testamento, Tepeji del Río, Junio 3 de 1861.

 


FONDO MELCHOR OCAMPO

Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

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