Nace el 5 de enero de 1814. Después de diez años de estudio en el seminario y en la Facultad de Derecho, de los 10 a los 20 de edad, termina su carrera de abogado, aunque también ha hecho estudios en física, química, ciencias naturales, botánica e idiomas.

A los 21 regresa a su hacienda de Pateo. De los 20 a los 26 da cauce a su pasión por la vida en varias direcciones. Viaja por su dilatada hacienda, por el Estado de Michoacán, por el país, y a partir de 1840 por el mundo, es decir, por Europa (Francia, Italia y Suiza). Contempla nuevos horizontes, nuevas geografías, nuevas sociedades organizadas.

Visita granjas, museos, jardines, escuelas, hospitales, teatros. Conoce a diversos personajes, entre ellos, algunos de los más distinguidos de su época. Se interesa en aventuras, así las que se han hecho por el mundo como las que se han emprendido al universo interior del hombre. Se apasiona por la naturaleza, la filosofía, la ciencia, el arte, la poesía, la cocina, las mujeres y los libros. Toma nota de todo. Escribe cartas y artículos. Se presenta en concursos y forma parte de sociedades filosóficas y científicas.

A los 28 años, a su regreso de Europa, es promovido como diputado al congreso constituyente de 1842, pero éste es disuelto por un golpe militar. Regresa a su mundo, a la hacienda de Pateo. Ávido lector de libros, escribe sobre medicina, zoología, botánica, historia, lingüística, agricultura, libros, geografía, arquitectura, astronomía. Publica artículos sobre la rabia, los osos michoacanos, los jardines antiguos de México, las plantas, la bibliografía de las lenguas vernáculas, la agricultura, la construcción de cárceles. Hace cuentas. Está en crisis. Pero también participa en política. Formula una censura contra el gobernador de Michoacán.

El gobierno central decide que es mejor que se oriente hacia los asuntos científicos, que dejarlo participar en los políticos: lo nombra Director de la Escuela de Agricultura. Acepta. Sin embargo, la situación política da un giro radical y a los 32 años es nombrado Gobernador de Michoacán.

Dado que, según sus convicciones, "la instrucción es la primera base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que el más seguro medio de hacer imposibles los abusos del poder", en enero de 1847 abre el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás, fundado por Vasco de Quiroga, del que fuera rector don Miguel Hidalgo y Costilla (cerrado desde los primeros días de la independencia).

La situación nacional se agrava y se complica. El país está en guerra con Estados Unidos. Se pronuncia contra la paz indigna, como la que supone que será sancionada por el Tratado de Guadalupe Hidalgo; organiza el batallón Matamoros y propone la guerra de guerrillas. Pero se le hace el vacío. Deja el gobierno.

A los 35 años es senador, busca un valioso mapa perdido de Michoacán, escribe notas jurídicas y propone que se establezca el sistema métrico decimal. En 1850 queda en segundo lugar a la presidencia de la República (tiene 36 años) a pesar de haber dado su voto por el que obtuvo el primero. Sostiene una polémica que sería célebre con el obispo de Michoacán.

A los 38 de edad es electo nuevamente Gobernador de Michoacán; a los 39 renuncia (1853), es enviado a prisión y al destierro (Cuba, Estados Unidos) y a los 40 se convierte en revolucionario. A los 41 es el jefe de gabinete del gobierno provisional de la república. Renuncia con causa justificada. Para él, "los destinos públicos son cargos de conciencia y de temporal desempeño y no sinecuras y patrimonios explotables". Da a la prensa “Mis quince días de ministro”.

Regresa a su casa, a su universo, a sus afectos. Ya no tiene la hacienda de Pateo. La ha tenido que vender para pagar sus deudas. Conserva una fracción de ella -terreno inculto- a la que llama Pomoca. Piensa hacerla florecer.

A los 42 años es electo diputado del congreso constituyente que forjaría la Carta Política de 1857, documento constitucional que daría cimiento y estructura al Estado mexicano. A pesar de que se resiste a participar en las tareas parlamentarias, es nombrado presidente de dicho órgano. No estando de acuerdo con la política del gobierno moderado de Comonfort ("ser liberal en todo cuesta trabajo, porque se requiere el ánimo de ser hombre en todo"), se abstiene de participar en los debates, salvo los que se refieren al artículo 15 del proyecto de Constitución sobre libertad de cultos (principio que no se convertiría en ley sino hasta 1860) así como los referentes a la propiedad y al trabajo (que no prosperarían sino hasta 1917).

Regresa a Pomoca. Está arruinado. Le sugieren que venda su biblioteca al Colegio de San Nicolás para pagar algunas deudas. Al mismo tiempo, se quiere atentar contra su vida: corren rumores de que lo van a matar. Su credo político es diferente: "Es hablándonos y no matándonos como debemos entendernos". Piensa establecerse en Papantla, Veracruz, pero en 1858, a los 44 años, al desencadenarse la guerra contra el gobierno constitucional, es nombrado ministro universal por el presidente Benito Juárez y asume todas las carteras del gobierno.

Reorganiza el gabinete, del que es jefe. Al año siguiente presenta la iniciativa de las Leyes de Reforma, cuyo corazón es la nacionalización de los bienes eclesiásticos, la separación de la iglesia y el estado, y la libertad de cultos. Son aprobadas en consejo de ministros. Firma con Estados Unidos el Tratado McLane-Ocampo. Sus enemigos lo acusan de traición a la patria, a pesar de que, gracias a su sutileza diplomática, el senado norteamericano lo rechaza. Tiene 46 años. Al triunfo de la guerra se ha convertido en el principal blanco de los intereses afectados. Renuncia y regresa a Pomoca.

A los 47 es llamado nuevamente al gobierno para hacerse cargo de las carteras de Hacienda y Relaciones Exteriores. Empiezan los compromisos por intereses personales o políticos. Otros ceden: él no. "Me quiebro, pero no me doblo". Vuelve a renunciar y a pesar de que es electo diputado federal, decide reintegrarse definitivamente a la vida privada para hacerse cargo de su pequeña hacienda de Pomoca, llena de deudas, que está a punto de perder. En ese lugar es secuestrado y días más tarde –el 3 de junio de 1861-, asesinado. En relación con la acusaciones que, a manera de excusa, se le hacen por el Tratado McLane-Ocampo, escribe en su testamento: “muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en conciencia que era bueno”.

Su último pensamiento sería para el Colegio de San Nicolás, a quien le legaría sus libros. En el trabajo que sigue, se presenta un breve pasaje de su vida -su estancia en Europa- relacionado con la formación de su biblioteca.

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