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Olor a petróleo JOSÉ HERRERA PEÑA 16 octubre 2001. No sabemos si Osama Bin Laden es o no responsable de los atentados contra Nueva York y Washington. Probablemente no lo es. Y si lo es, tuvo que contar con la participación de los servicios de seguridad norteamericanos. De cualquier manera, él jamás lo admitirá ni lo negará, y menos después de convertirse en una celebridad mundial. Pero en caso de que la red de este árabe ultraderechista haya cometido dichos atentados, y sin regatearle el pavoroso daño material y moral que causaron, los resultados políticos que obtuvo han sido contraproducentes. ¿Quién
es el ingeniero Osama Bin Laden? Todos sabemos que es un distinguido
universitario multimillonario, emparentado con la familia real de Arabia
Saudita, que habla varios idiomas, que lleva una vida casi ascética, y
que su fortuna se deriva del petróleo y de la construcción. Lo que se
conoce menos es que la familia Bin Laden y la familia Bush tuvieron hace
tiempo estrechas relaciones de amistad; que George W. Bush y Osama Bin
Laden se apoyaron y protegieron mutuamente, y que Osama ha acrecentado
su fortuna no sólo a través de especulaciones bursátiles y
construcciones, sino también, según parece, del narcotráfico y lavado
de dinero, así como de negocios de petróleo y gas. Según
Francesco Piccione, que escribe en Il Manifesto, de Italia, los
Bush y los Bin Laden se conocen desde hace cuarenta años
aproximadamente. Dos de los Bin Laden, Muhammad y Salem, padre e hijo,
murieron al estrellarse sus aviones; uno en 1968, en los campos
petroleros de Bush padre, en Texas, y el otro, veinte años después, en
México. Tenía
Osama 19
años cuando abandonó la vida de potentado que llevaba en Arabia
Saudita y se unió a los guerrilleros afganos que resistieron la invasión
de las tropas soviéticas. Al principio cooperó con dinero y luego se
convirtió en jefe militar. El director de la CIA William Casey consiguió
que el Congreso, durante el gobierno de Ronald Reagan, lo proveyera
permanentemente de fondos para sostener a sus mujaidines. Pero luego,
logró que se le apoyara con armas. El periodista paquistaní
Ahmed Rashid, en su obra Talibán: Islam militante, petróleo y
fundamentalismo en Asia Central, revela que en 1986 el mismo Casey
viajó hasta los refugios de los mujaidines en Afganistán y Paquistán
para dar su respaldo a los que consideraba combatientes por la
libertad. "Casey convenció al Congreso norteamericano que se
les proveyera de misiles antiaéreos para derribar las aeronaves soviéticas
y de asesores militares para las guerrillas. La ayuda incluyó el
reclutamiento de musulmanes radicales de todo el mundo para que se
unieran a los mujaidines". Según
los cálculos del periodista paquistaní, durante diez años, de 1982 a
1992, alrededor de 35 mil radicales musulmanes de 43 naciones islámicas
del Medio Oriente y del norte y este de África así como de Asia
central, tuvieron su "bautismo de fuego" peleando con los
mujaidines afganos que recibían financiamiento de la CIA. Todos eran y
son miembros de Al-Qaeda (La Base) de Bin Laden. Vencer al ejército de
una superpotencia, como el de la URSS, demostró a sus ojos la capacidad
de los guerreros musulmanes para derribar colosos. A
medida que se redujo el financiamiento norteamericano, la región fue
convirtiéndose en productora y distribuidora de heroína y opio. Lo que
antes se conoció como "ruta de la seda", ahora lo es de los
estupefacientes. Tan sólo en 1999, Afganistán produjo 4 mil 600
toneladas de opio. Según cálculos de Naciones Unidas, 70% de la heroína
consumida en Europa llega desde ahí. La revista Newsweek publicó
recientemente que la mitad de la heroína afgana ingresa a territorio
europeo a través de las repúblicas ex soviéticas, en especial de
Tadzikistán. El gobierno Talibán, al prohibir recientemente la
producción de opio, hizo aumentar su precio de cien a ciento cincuenta
dólares el kilo. Informes
de la Fuerza Antinarcóticos de Pakistán calculan que a fines de este año
podría alcanzar mil dólares. Por
lo que se refiere a las especulaciones financieras de Osama, nunca
fueron ni han sido esclarecidas, ni antes ni después del 11 de
septiembre. Pero la organización Al-Qaeda cuesta. Es probable que sea
sostenida con el tráfico de drogas y el consiguiente lavado de dinero.
En la obra Ojos
Vendados, de Oppenheimer, se relata que George Bush defendió
a Bin Laden antes de los atentados, diciendo que querer investigarlo era
una
"intervención ilegal" en los mercados del dinero y en las
redes bancarias. Ahora
bien, las diferencias entre los dos amigos surgieron aparentemente por
cuestiones de petróleo. El
Departamento de Energía de Estados Unidos, en un documento informativo
difundido después de los ataques contra EEUU, señala: "Desde el
punto de vista energético, el significado de Afganistán emana de su
posición geográfica como una ruta de tránsito potencial para
exportaciones de petróleo y gas natural de Asia central al mar Arábigo". Por otra parte, según Hamid Mir, biógrafo oficial de Bin Laden, el gobierno de EEUU, irritado porque los Talibán no otorgaron a la empresa Unocal la concesión para construir un gasoducto, que empezará en Turmekistán y terminará en Pakistán, y el cual tiene que pasar necesariamente por Afganistán, pensó en intervenir militarmente en este país para obtenerla, de grado o por fuerza. El proyecto de cinco mil millones de dólares la obtuvo la compañía Bridas, de Argentina. Luego entonces, el conflicto entre las empresas petroleras podría haber sido lo que produjo la tensión entre EEUU y el régimen Talibán. De repente, los grandes amigos, Bush y Bin Laden, se volvieron grandes enemigos. En este contexto ocurrieron los atentados. El
rostro del conflicto también está surcado por ideas religiosas y políticas,
por supuesto. Los dos, Bin Laden y Bush, son fundamentalistas: uno islámico
y el otro protestante. Pero aquél se molestó porque durante la guerra
de Irak, que ocurrió en la presidencia de Bush padre, se estableció
una base militar norteamericana en Arabia Saudita, su tierra. Este acto
lo considera como una profanación, por encontrarse allí La Meca y
Medina, dos de los lugares sagrados del Islam. Haber expresado su
inconformidad le valió el destierro. Por eso, Bin Laden jura que no
descansará hasta que dicha base naval sea desmantelada. Y ha
aprovechado la ocasión para pedir asimismo la creación del Estado
Palestino y la suspensión del bloqueo aprobado por la ONU contra Irak. Ahora
bien, si a nivel político, los dos amigos, Bush y Bin Laden, se
distanciaron, tal parece que, a nivel de negocios, chocaron. Sus
intereses antagónicos despiden un fuerte olor a gas y a petróleo. Esto
es probablemente lo que causó el derrumbe de las torres gemelas y la
destrucción del Pentágono. Se ignora quién lo hizo. Podrían haber
sido muchos. Pero en caso de ser el árabe, a pesar de la admiración
que despertaron los actos terroristas en las masas islámicas, y en
otras no tan islámicas, el resultado final fue que, en lugar de
debilitar a Bush, un presidente tachado de ilegitimidad, lo fortaleció.
Y ahora, éste tiene no sólo el apoyo político total en su propio país
sino también el de todas las potencias del mundo. Por
eso se reitera que, en este sentido, Bin Laden obtuvo resultados
contraproducentes. A menos que esto, fortalecer a Bush, sea lo que se
haya propuesto…
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