Política e historia

José Herrera Peña

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México 2001


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Quien lo dijera: el PRI

JOSÉ HERRERA PEÑA  

"Ni se crean que me van a tumbar a mí con críticas de periódicos..."

Vicente Fox, presidente de la República

07 noviembre 2001. ¿Son equivalentes las críticas de prensa contra el presidente Fox a las que se formularon en su tiempo contra el presidente Madero? ¿Es cierto que así como éste cayó en 1913, del mismo modo Fox podría caer en un futuro próximo?

Para responder a las preguntas anteriores, no sería ocioso hacer un análisis comparativo que nos permita identificar similitudes y diferencias, a fin de llegar a conclusiones valederas.

Ambos, Madero y Fox, hicieron frente a sendos gobiernos prolongados: aquél, al gobierno del general Porfirio Díaz (30 años) y éste, al del sistema priista (72 años). Los dos desplazaron del poder a sus respectivos titulares y despertaron muchas esperanzas populares. Y uno y otro fueron objeto de constantes críticas de prensa. Hasta allí las similitudes. Las demás son diferencias.

Al resultar víctima del fraude electoral, Madero se vio obligado a tomar las armas en noviembre de 1910 para hacerle la guerra al régimen porfirista, y éste, a su vez, a pactar la paz mediante los Tratados de Ciudad Juárez, en 1911, que incluyeron: renuncia del general Díaz a la presidencia de la República y convocatoria a nuevas elecciones en el término de seis meses. Fox, en cambio, no fue víctima de ningún fraude. Al contrario. Contra lo que muchos creían, el régimen priista tuvo la madurez de reconocerle su triunfo en las urnas electorales, en julio de 2000, y hasta consintió en que el Estado lo financiara, a él y al grupo que lo representaba, durante la larga transición.

A la caída del general Díaz, Madero fue abrumadoramente electo a la presidencia de la República, frente a una humillada oposición porfirista y en medio de un delirante entusiasmo nacional. Fox, en cambio, lo fue por mayoría de votos, sin que hubiera convulsiones políticas, frente a dos poderosos candidatos: Francisco Labastida, del PRI, y Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD.

La presidencia de Madero carecía de atribuciones constitucionales para hacer frente a la inestable situación, a menos que suspendiera las garantías individuales, medida que nunca quiso proponer. La suya era una presidencia débil por naturaleza, porque así estaba diseñada por la Constitución y él era respetuoso de la misma. En cambio, Fox heredó sin ningún cambio la llamada “presidencia imperial”, legitimada por nuestra Ley Fundamental, que le permite enfrentar cualquier contingencia, sin necesidad de ninguna suspensión de garantías.

Madero fue financiado, tanto en su aventura revolucionaria como en su campaña electoral, por las compañías petroleras extranjeras, dueñas en aquel tiempo de los mayores yacimientos de hidrocarburos en el mundo, incluyendo los de México; deuda que él reconoció públicamente. Al llegar a la presidencia de la República, sin embargo, dio instrucciones a su secretario de Hacienda de que girara un cheque de la Tesorería General de la Nación a la orden de tales empresas, por la cantidad que le habían dado. Así saldó su compromiso. Fox, en cambio, aunque igualmente financiado por empresas extranjeras (presumiblemente petroleras norteamericanas) nunca lo ha admitido ante nadie, lo que significa que permanece obligado con ellas. Todo indica que pretende pagarles, mas no con el equivalente de lo que les debe, sino con creces, a juzgar por las facilidades que quiere abrirles en todas las áreas energéticas nacionales.

El presidente Madero aplicó un impuesto al petróleo por cada barril producido, acto que escandalizó a las empresas extranjeras, hasta entonces exentas del pago de impuestos, que empezaron a hacerle la guerra y a tildarlo de “loco”. Fueron éstas las que financiaron la mayoría de los ataques periodísticos que se desataron en su contra. Ataques a los que, por cierto, se sumaron espontánea y simultáneamente, en extremos contrarios, reaccionarios porfiristas desplazados así como revolucionarios agraristas no satisfechos. El presidente Fox, en cambio, se ha negado a reducir la producción petrolera, como se lo propuso recientemente el presidente Chávez de Venezuela, lo que impediría el desplome del precio del barril. Al contrario. Ha ofrecido al gobierno norteamericano todo el petróleo de México para sostener su “guerra” contra Osama Bin Laden, contra el régimen Talibán y contra el pueblo afgano, aunque truenen las finanzas de nuestro país. Además, no hay ninguna empresa extranjera, petrolera o no, que esté financiando ataques contra algún funcionario mexicano, incluido el presidente de la República. Al contrario. Fox tiene el apoyo del capitalismo internacional así como el de los gobiernos que lo representan.

En otro orden de ideas, en 1913 hubo dos poderosas fuerzas no sólo distintas sino contrarias que hicieron armas contra el gobierno de Madero: los revolucionarios y los militares. De este modo, Pascual Orozco y Emiliano Zapata, el primero en el norte y el segundo en el sur, levantaron reivindicaciones obreras y agrarias, respectivamente. Y los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, a su vez, al frente de sus destacamentos, intentaron restaurar el porfirismo sin don Porfirio. Actualmente, en cambio, el ejército nacional ha mantenido su lealtad al presidente Fox y los pequeños grupos guerrilleros no han desatado ninguna acción contra su gobierno.

En 1913, Henry Lane Wilson, embajador de EEUU en México, apoyó todas las conspiraciones y sublevaciones armadas contra el gobierno de Francisco I. Madero, principalmente las de algunos cuerpos del ejército federal que tomaron el cuartel de La Ciudadela y desde allí bombardearon al Palacio Nacional. Es más, en esa misma embajada se firmaron los acuerdos entre los representantes de las fuerzas rebeldes, jefaturas por el general Félix Díaz (“el sobrino de su tío”) y el general Victoriano Huerta, encargado de custodiar y proteger al presidente Madero. Allí convinieron en deponerlo de su cargo, sustituirlo provisionalmente por Huerta y luego por Díaz. Fue el célebre “Pacto de la Embajada”, que ejecutaron al pie de la letra y culminó con el asesinato de Madero. En la actualidad, por el contrario, no sólo el embajador actual de EEUU en México sino el propio presidente George W. Bush, han dado innumerables muestras de cordialidad al presidente Fox, hasta el grado de que sus agencias de seguridad han puesto al EZLN, al EPR y a otros grupos guerrilleros en la temida lista de terroristas internacionales.

Luego entonces, aunque en tiempos de Madero, la prensa escrita era el único medio para formular la crítica, y a pesar de su indudable poder, no fue la prensa lo que lo hizo caer, sino la deslealtad de las fuerzas armadas, con la complicidad y el apoyo del gobierno norteamericano. En la actualidad, en cambio, la prensa escrita no es el único medio crítico, ni el más poderoso (están también la radio y la televisión), pero aunque lo fuera, ésta no se ha propuesto hacer caer a nadie. Y si hipotéticamente se lo propusiera, tampoco lograría su objetivo por una simple razón: porque el presidente Fox, a pesar de ser severamente criticado no sólo por los partidos de oposición sino también por el suyo, ha recibido, al mismo tiempo, el apoyo razonado, maduro y responsable de todos.

Fox fue electo seis años por la voluntad del pueblo. Luego entonces, nos guste o no, seis años debe gobernar. Y le guste a él o no, seis años será criticado por los medios. Sorprende que el PAN alimente entre las sombras la posibilidad de reemplazarlo por un presidente interino. Lo que no debería sorprender es que el PRI, en lugar de aprovecharse de la situación, respete al gobernante sobre la base del respeto a la voluntad del pueblo.

Quién lo dijera, pero la lealtad del PRI a la institución, no a una persona; a la presidencia, no a un presidente, y a la República, no a un individuo, que muchos consideraron antes como uno de sus principales defectos, es ahora el fundamento de la estabilidad del sistema político mexicano. Esta mesura, prudencia y sensatez, cualidades indispensables en los hombres de Estado, es lo que requiere la Nación en estos momentos de intranquilidad, consternación e incertidumbre en el mundo.

    jherrerapen@hotmail.com    


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