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¿Qué
nos dice el censo poblacional 2000?
Inteligente
cesión de soberanía
La reforma de las Fuerzas Armadas
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¿Quién
fue…? JOSÉ
HERRERA PEÑA 30 octubre 2001. ¿Por qué he expresado mis dudas de que
Osama Bin Laden sea el autor intelectual de los atentados terroristas
del pasado once de septiembre? ¿No acaso éste ya lo reconoció públicamente? Ese es el caso. No. No lo hizo. Es cierto
que nunca repudió los hechos. Al contrario, le dio gracias a Dios
porque estos ocurrieron y dejó entender que, si de él hubiera
dependido, seguramente habrían sido ejecutados por sus propios hombres
y recursos. Pero no aceptó la responsabilidad. Luego entonces, una de
dos: o mintió o dijo la verdad. Si mintió, hay que probarlo. En este
punto es donde falla lamentablemente el gobierno norteamericano. Las
pruebas que dice tener contra él son muy endebles. El propio Tony
Blair, primer ministro de la Gran Bretaña, reconoció el viernes pasado
que si se presentan ante un tribunal, probablemente no servirían para
nada. En tal caso, el árabe será inocente hasta que se demuestre su
culpabilidad. Tal es la posición del gobierno de Afganistán, que ha
ofrecido entregar a su invitado a EEUU, a condición de que se le juzgue
en un tercer país. Por otra parte, si Bin Laden dice la verdad y no es
responsable de los atentados, los violentos ataques norteamericanos
contra Afganistán por haber brindado asilo al árabe (no por haber
cometido algún acto terrorista) no tendrán nunca ninguna justificación. Y esto nos lleva otra vez al principio de esta historia. El problema no es que los trágicos acontecimientos hayan ocurrido sino que hayan podido ocurrir. “Es imposible llevar a cabo un acto terrorista como el que hubo en EEUU”, dijo Anatoli Kornukov, comandante en jefe de la Fuerza Aérea Rusa. “Hemos tenido este tipo de incidentes…”, agregó, sin especificar cuáles. Pero vienen dos a la memoria: el del avión espía norteamericano en la época de Nikita Krushov, y el de una línea aérea japonesa que se desvió de su ruta muchos años después. Ambos fueron derribados. A diferencia del piloto del avión espía, que alcanzó a lanzarse en paracaídas y fue hecho prisionero, ninguna de las personas de la aeronave comercial nipona sobrevivió. Y es que todos los vuelos están sujetos a control. El sistema de control en Rusia no permite vuelos incontrolados. Cuando esto ocurre, se activa de inmediato la defensa antimisiles. “Tan pronto como algo parecido sucede –señaló el general Kornukov- soy inmediatamente notificado y en un minuto, en un minuto, todos estamos en pie de alerta”.
Tampoco
el sistema de control de China permite vuelos incontrolados. Hace pocos
meses, un avión norteamericano que cruzó “por error” el espacio aéreo
chino, fue derribado, lo que enfrió las relaciones entre los dos países. Ahora bien, ¿una potencia como EEUU, que se jacta de tener un sistema como el de la “guerra de las galaxias”, sí permite los vuelos incontrolados? Ni pensarlo. Tal es la razón por la que Stan Goff, militar norteamericano retirado, coincide con el general ruso: “es imposible llevar a cabo un acto terrorista como el de las Torres Gemelas y el Pentágono”. En un artículo titulado: "La supuesta evidencia es una farsa", fechado el 24 de los corrientes, señala los hechos.
“Cuatro aviones,
que están todo el tiempo bajo la vigilancia de los radares de las
fuerzas aéreas norteamericanas, son secuestrados y desviados de sus
planes de vuelo. Dichos aviones son secuestrados entre las 7:45 y las
8:10 AM, hora del Este. Son hechos sin precedente, pero el presidente Bush, que está
en camino de una escuela primaria para asistir a una sesión de lectura
infantil, no es notificado. “Alrededor de las
8:15 AM es claro que algo anda terriblemente mal. Sin embargo, el
presidente llega a la escuela y saluda alegremente a los maestros.
A
las 8:45 AM, cuando el vuelo 11 de American Airlines (el primero) choca
contra el World Trade Center, Bush posa con los niños para su foto en
la primaria Booker. No es ocioso insistir: cuatro
aviones han sido secuestrados simultáneamente. Se trata de un
acontecimiento nunca antes visto. Uno de ellos acaba de clavarse en las
torres gemelas, de las más conocidas del mundo, y todavía nadie se lo
notifica al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Nadie
tampoco ha
movilizado a algún interceptor de la Fuerza Aérea. “A las 9:03 AM, el
vuelo 175 de United AirLines (el segundo) choca con el otro edificio del
WTC. Dos minutos después, a las 9:05, Andrew Card, jefe del Estado
Mayor presidencial, susurra algo a George W. Bush, y éste se "pone
triste brevemente", según los reporteros. ¿Cancela
la visita de la escuela y convoca a un encuentro de emergencia? No.
Continúa escuchando a los niños de segundo grado leer el cuento de una
cabrita que era mascota de una niña. Mientras tanto, el vuelo 77 de
American Airlines (el tercero) realiza un cambio de rumbo no programado
y se dirige a Washington DC. ¿Ordena Bush a su jefe de Estado Mayor
movilizar a la Fuerza Aérea? Tampoco. “Veinticinco
minutos después del segundo atentado, el presidente decide finalmente
hacer una declaración pública. Dice a los EEUU y al mundo lo que ya
todos han comprendido desde las 9:03: que ha ocurrido un ataque por
aviones secuestrados contra las Torres Gemelas de NY. Al mismo tiempo, el
tercer avión secuestrado se dirige a Washington, pero ¿se ha
movilizado la Fuerza Aérea para interceptarlo? No. A las 9:30 AM,
cuando el presidente hace su declaración ante las cámaras, el vuelo 77
de American Airlines (el tercero) se encuentra todavía a 10 minutos de
su objetivo, el Pentágono. “La administración
afirmaría después que no tenía manera de saber que el Pentágono era
el objetivo y que pensaba que el vuelo 77 se dirigía a la Casa Blanca,
pero lo cierto es que el avión ya había sobrepasado la zona exenta de
vuelos de la Casa Blanca y de hecho se había lanzado hacia abajo a más
de 400 nudos. A las 9:35 AM este avión realiza otro giro de 360 grados
sobre el Pentágono. Todo el tiempo es seguido por el radar, pero el
Pentágono no es evacuado y aún no hay nadie de la Fuerza Aérea para
interceptarlo.
“Y ahora, veamos al verdadero
secuestrador: se quiere hacernos
creer que un piloto entrenado en una escuela barata para aficionados
realiza una bien controlada espiral hacia abajo; que desciende los últimos
7000 pies en dos minutos y medio; que lleva el avión tan bajo y plano
que corta los cables eléctricos que atraviesan las calles del Pentágono,
y que lo conduce a 460 nudos contra un lateral de este edificio con
precisión milimétrica. Cuando la teoría sobre aprender a volar tan bien en una escuela barata
comienza a perder base, se añade que los pilotos recibieron
entrenamiento adicional en un simulador de vuelo… “Sea lo que fuere, los hechos no arrojan más
que dos conclusiones. En el mejor de los casos, el
supuesto comandante en jefe y su estado mayor, a quien se supone que
todos nosotros debemos seguir ciegamente en una mal definida guerra
contra el terrorismo, es criminalmente negligente o increíblemente estúpido.
Y en el peor de los casos, a medida
que sabemos más, y a pesar de que existe un gran esfuerzo por esconder
los hechos, se percibe una conspiración criminal en marcha”. Hasta
aquí la transcripción de Goff. Yo no me atrevería a afirmar, como
parece hacerlo el propio Goff, o De Venice (asesor de políticos demócratas),
o Skolnik (otro investigador norteamericano) u otros más, que los actos
terroristas pudieron haber sido propiciados por un grupo económico-político
de los EEUU. Habría que probarlo. Pero mientras los hechos no se
aclaren convincentemente, las dudas prevalecerán, entre ellas, la de la
supuesta culpabilidad de Osama Bin Laden. |