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SEMANA POLITICA Fox y su equipo, de manera
sorpresiva y desordenada, han comenzado a presentar su proyecto de trabajo
para el gobierno. ¿Cuál es la prisa? Tienen estos cuatro meses para pensar,
en lugar de enredarse con declaraciones que nadie les ha pedido todavía. Los
planteamientos han sido tan débiles que dejan la impresión de que el nuevo
gobierno no tiene claro lo que va a hacer.
¿Y ahora qué?
Puede ser que Fox, como otros anteriormente, también
fracase en el acuerdo con las oposiciones, pero el ánimo social ha cambiado
positivamente con sus expresiones y señales de buena voluntad. El que se oponga de manera abierta a la construcción del
nuevo clima de entendimiento, aunque sólo sea en el terreno formal, va a ser
castigado por la opinión pública. Así lo han leído, de manera correcta, el PRI y el PRD. Siguen el juego a regañadientes, por supuesto. Se les
nota que esperan los tropiezos de Fox para romper esta luna de miel que les
incomoda. Vicente Fox tuvo la amabilidad de ir hasta el domicilio
particular de Cuauhtémoc Cárdenas, para saludarlo y disculparse por los
exabruptos de la campaña. ¿Cómo contestó Cárdenas a ese gesto? Con una andanada de
agresiones verbales lanzadas unas cuantas horas después de que Fox lo
visitara. “Será el tercer gobierno del salinato”, dijo Cuauthémoc
luego de la reunión que Fox no necesitaba propiciar para tener más
legitimidad o respaldo social: fue sólo cortesía. Cárdenas lo interpretó como un “Cuauhtémoc, levántate y
anda”, lo mismo que Labastida. El ex candidato del PRI dispuso, al saber que sería
visitado por Fox, que primero debía reunirse con Cuauhtémoc Cárdenas para
marcar distancia política con el presidente electo. No hizo pública alguna visita a una figura prominente del
priismo, sino a Cárdenas, como un mensaje de que ahí estarían las
coincidencias y no con Fox. Lo que no apreciaron ni Cárdenas ni Labastida fue que la
visita era un gesto de cortesía, de cordialidad personal, y la interpretaron
como un reconocimiento a su fuerza política y por ello quisieron dejar en
claro sus diferencias. Absurdo, pues ninguno de los dos derrotados de julio,
especialmente el priista, representan ya algo frente al electorado. Sin embargo, aunque lo hubieran deseado con toda el alma,
ninguno de los dos cometió el error de rechazar la visita. Como no rechazaron a Creel y a Elizondo en la sede
nacional del PRI ni en la del PRD. Están a la espera, eso sí, del primer resbalón de Fox
para romper el encanto y pintarse de guerra. Fox y su equipo, por su parte, muestran una gran prisa
por complacerlos y cometer errores. De manera sorpresiva y desordenada han comenzado a
presentar su proyecto de trabajo para el gobierno. ¿Cuál es la prisa? Tienen estos cuatro meses para pensar, en lugar de
enredarse con declaraciones que nadie les ha pedido todavía. Los planteamientos han sido tan débiles que dejan la
impresión de que el nuevo gobierno no tiene claro lo que va a hacer. O que está “peloteando” ideas con la sociedad, en un
ejercicio que sólo le va a generar anticuerpos a su programa. Por no detenerse a pensar y a trazar una estrategia
general para sacar adelante los proyectos esenciales de su gobierno, ya les
reventaron la propuesta fiscal, que fue presentada de manera inaceptable para
el sentido común. ¿Cómo es que de la noche a la mañana, el candidato que en
campaña ofreció quitar impuestos a los coches nuevos, eliminar el impuesto
del 2 por ciento a los activos de las empresas y bajar el Impuesto Sobre la
Renta, ahora dice que quiere poner IVA a las medicinas y a los alimentos? El mismo desorden se observa en su programa de justicia y
seguridad pública. A la PGR se le cambia el nombre y se le quitan o agregan
funciones, y con eso piensan que habrá eficacia para combatir la delincuencia
y el crimen organizado. Como apuntó Jesús Blancornelas en estas páginas, si
quieren a la PGR le pueden poner “Scotland Yard”, pero eso no va a cambiar
las cosas si ahí dentro siguen los capos de las mafias con charola. En el área de procuración de justicia tampoco se va a
correr a nadie, dice el nuevo gobierno. O sea, en lugar de limpiar la casa, van a rehacer los
pactos con la nomenklatura del delito bajo nuevas siglas. Eso parece, salvo que se hayan equivocado al presentar su
programa. Lo mismo ocurre con el anuncio de la desaparición de la
secretaría de la Reforma Agraria. Los empleos que ahí se van a ahorrar son muy pocos, no
pintan. Son menos de 3 mil personas en todo el país, que por cierto serán
reacomodadas en otras dependencias que asumirán las funciones (o sea que sí
las tiene) de la SRA. ¿Esa es la reforma del gobierno? ¿Qué es lo que se busca
con ello? Igual pasa con la “Comisión de Transparencia”, que no se
entiende qué se pretende con ella. Por lo que se ha oído de parte del equipo de Fox, parece
que va a ser un instrumento para esclarecer los asesinatos políticos
ocurridos en el país, sin saberse bien a bien cuáles de ellos, ni si esa
Comisión será una autoridad suprajudicial. O bien se trata de darle chamba a una camarilla ligada a
Camacho para tener un poco de circo cuando los apremios políticos del nuevo
gobierno lo requieran. En materia de política exterior, la figura del “Zar de la
frontera” fue acogida con una mezcla de escepticismo e indiferencia. El director de El Colegio de la Frontera Norte la
minimizó diciendo que al parecer se trata de revivir antiguas oficinas que
naufragaron por falta de una contraparte operativa del otro lado de la línea.
Y así podríamos seguir con esos pequeños botones que
muestran cierto apresuramiento y denotan que no han pensado bien las cosas. Llama la atención que así suceda, porque el buen ambiente
que hay de parte de la población hacia Fox puede irse gastando. Hay quienes están interesados en que ello ocurra lo antes
posible para empezar la guerra. La ciudadanía, por su parte, votó por el cambio y va a
querer que se note. Y Fox esta obligado a darle a ese cambio una
interpretación distinta y más atractiva que las superficialidades que hasta
ahora han presentado sus colaboradores. Porque el cambio que al parecer espera la ciudadanía es
mucho más sencillo y tiene muy poco qué ver con lo que de manera atropellada
y precipitada han mostrado los colaboradores de Fox. Seguridad en la vida diaria para los habitantes. Seguridad para el patrimonio del empresario que puede
perderlo todo en un secuestro. Seguridad para el trabajador que en el pesero es
despojado de su salario. Seguridad para la estudiante o mujer trabajadora que
corre el riesgo de ser violada en un asalto al microbús. Que ya no muerdan en las ventanillas de trámites. Que se respete a México en el exterior. Que a nuestros indocumentados en Estados Unidos no les
pisoteen sus derechos y que el reclamo de nuestro gobierno tenga algún peso. Que el dinero rinda más. Que se perciba un horizonte de mayor bienestar y no nos
digan que estamos condenados a ser pobres. Ese es el cambio. Si no hay respuestas eficaces en algunos de esos
renglones y nos quedamos con el cambio de nombre a dependencias públicas y
redistribución de funciones en el gobierno, como si esas fueran las tareas
importantes, entonces el proyecto que ganó el 2 de julio y cuenta con la
simpatía mayoritaria de la población, puede acabar siendo el parto de los
montes. phiriart@cronica.com.mx
Publicado en La Crónica, 07 agosto 2000 |
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