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¿Desaparecer la Secodam?

Por HUMBERTO MURRIETA N.

Cd de México.-Toda entidad importante, pública o privada, lucrativa o no, de cualquier sector, es susceptible de ser reorganizada con propósitos de mejora. Sí, todo es perfectible; modernizable; redimensionable. Cuanto y más una secretaría de Estado. Lo que no se debe tocar, ni en éstas ni en ninguna empresa que tenga perfil absolutamente definido, es la esencia de su misión; su tarea sustantiva, pues si así pudiera ser no fueran lo que son y no justificarían su existencia. Por ello, para decidir cuáles secretarías subsisten y cuáles desaparecen lo primero que hay que hacer es precisar si realmente tienen materia, entidad, funciones claramente distintivas, como es el caso, por ejemplo, de Educación, Salud, Hacienda.

A menos de 72 horas de ganar las elecciones, Vicente Fox, con sutileza política, concedió su primera entrevista periodística a La Jornada, diario que nunca se distinguió por tratarlo como su "fan", y declaró: "Les anuncio que rápido voy a meter una iniciativa para desaparecer a la Secretaría de la Contraloría y que sus funciones las asuma el órgano superior de la Cámara de Diputados. Así, el Ejecutivo Federal dejará de ser su propio juez" (6/VII/2000; pág. 7)

¿Eso querría decir que Fox piensa que la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo -Secodam- carece de misión sustantiva?; ¿qué no tiene entidad, materia, una función privativa y distintiva? O peor ¿pudiera interpretarse que además considera que hay duplicidad entre lo que hace la Contaduría Mayor de Hacienda -CMH- y las tareas de la Secodam? En cualquier caso, si así fuere, respetuosa pero enfáticamente disiento.

Respecto a lo primero sostengo sin mayores florituras que la función sustantiva de la Secodam es la de ser la auditoría interna del Ejecutivo federal. Pasando a lo segundo el argumento es igual de simple y de la misma especie: la CMH es la auditoría externa al Ejecutivo federal. No son excluyentes; tienen perfil y características propias pero son técnicamente complementarias. Ninguna de ellas, por su función, es prescindible, como definitivamente no lo son en una gran empresa... y México lo es, que no nos asuste el término, entendámoslo conceptualmente y habremos de coincidir en que México es la más noble, hermosa, importante y grande de todas nuestras empresas, de todas las acciones arduas y dificultosas que valerosamente acometemos, del intento y designio de todos para hacer del país lo que sus habitantes merecemos, lo cual es imposible de lograr si no se conjuntan buenos programas, trabajo y capital.

(Dicho no sea de paso, no concibo que un funcionario altamente calificado llegue merecidamente a la dirección de una gran empresa -digamos Grupo Modelo, Cemex, Carso- y que su primera decisión fuera la de desaparecer la función de auditoría interna... pues al cabo que cuentan con auditores externos que ésos sí son independientes. No va y seguramente que a los accionistas avezados de esas empresas no les gustaría tal decisión).

Así las cosas, considero útil acercar algunos datos respecto al origen en el gobierno de ambas funciones, rematando con brevísimos conceptos técnicos relativos a los dos tipos de auditoría:

En una generalización resumida podría decirse que ambas auditorías tienen una génesis común, a pesar de que surgen en épocas distintas y distantes: su primer origen se da al final de procesos violentos y en su definición está presente un claro reclamo de transparencia, limpieza y eficiencia en el manejo de los recursos públicos. La externa (CMH) nace y existe a la fecha exactamente con ese nombre, con la Constitución de 1824, logro al cual se llega después de dolorosos intentos y como culminación de la guerra de independencia consumada en 1821; su función es "externa", independiente, porque desde entonces depende del Poder Legislativo. Y la Secodam, es decir, "la auditoría interna", tiene su primer antecedente en los estertores de la Revolución como movimiento armado; en cierta forma, es consecuencia de la Constitución de 1917 que trae la reforma a la organización hacendaria, y que en 1918 da origen a la Ley Orgánica del Departamento de la Contraloría de la Federación.

También ambas resurgen como respuesta política al hartazgo de la sociedad: una de las primeras iniciativas del presidente Zedillo (presentada al pleno de la Cámara de Diputados en noviembre de 1995) fue para modificar radicalmente la CMH y convertirla en órgano de fiscalización superior, y eso se da después del famoso ¡ya basta! de Marcos; e igual sucede en 1981 en que el candidato de la Madrid se da cuenta de que la sociedad estaba harta de la deshonestidad de funcionarios públicos (y también de la IP) y enarbola como lema de campaña la Renovación Moral. Una vez electo, rescató el concepto de control interno, de auditoría interna, y es así que surge la Secretaría de la Contraloría General de la Federación.

La iniciativa de Zedillo pasó a comisiones, se le dieron largas y finalmente, con cambios importantes, en diciembre de 1999 fue aprobada por los diputados como Ley de Fiscalización Superior de la Federación que crea la Auditoría Superior de la Federación en sustitución de la CMH, se turnó al Senado, se retocó ligeramente, se dictaminó al cuarto para las doce en abril de 2000... pero no salió. Tarea prioritaria para la LVIII Legislatura.

La función de auditoría interna ha sido más azarosa: el Departamento de Contraloría de la Federación desaparece en 1932 "debido a que se ganó la mala voluntad de todas las dependencias oficiales a las que trató de meter al orden..." y esto sucede porque tenía nivel de departamento lo cual explica por qué cuando resurge lo hace con jerarquía de secretaría de Estado dependiendo directamente del Presidente. Así sucede en las grandes empresas si se quiere que la función prospere y cumpla efectivamente con la naturaleza de sus responsabilidades. Es interesante enterarse que entre 1932 y 1979 la función, al principio desaparecida, en forma incipiente renace en 1946 en que se crea la Secretaría de Bienes Nacionales e Inspección Administrativa, y que desde entonces empieza a dar pequeños brincos hacia arriba hasta llegar a lo que ahora es la Secodam (la Secretaría de Bienes Nacionales pasó a ser la Secretaría del Patrimonio Nacional, luego la Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial y cuando surge la Secretaría de Programación y Presupuesto la función viaja hacia allá; y finalmente da origen a la Secogef, ahora llamada Secodam). Sí, podrán añadirle o quitarle, convertirla en una secretaría de gestión, hacerla responsable de todos los programas de servicio civil de carrera en el gobierno federal, etcétera, etcétera, pero eliminar la función de auditoría interna a alto nivel, jamás.

La auditoría externa añade confianza a la información que una entidad comunica a terceros; su independencia es la columna vertebral de la rendición de cuentas. La auditoría interna es para fines propios, sostén de todos los sistemas de control y por tanto eminentemente preventiva, de interés directo del responsable de la administración; revisa y juzga a todos sus integrantes por lo que para poder evaluarlos sin cortapisas, ya dije, debe tener el mismo nivel de los funcionarios a quienes evalúa y depender directamente del jefe de todos ellos.

Así pues, en mi opinión, habrá que estudiar más de dos veces si es feliz la idea de desaparecer la Secodam. Escucha, Vicente...

 

 

 

Publicado por Reforma, 07 agosto 2000

 

 

 

 


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