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Candidaturas independientes PREGUNTAS Y RESPUESTAS En la Universidad Johns Hopkins y en el IFES Aquí se resumen y enlistan las preguntas que fueron hechas a los tres ponentes en la Universidad Johns Hopkins así como en el International Foundation for Election Systems (IFES). Desafortunadamente no se reproducen más respuestas que las que alcanzó a grabar José Herrera Peña en su magnetófono antes de terminarse la cinta. Aunque reiteradamente solicitó a los otros ponentes -para transcribirla en estas páginas- la grabación hecha por ellos mismos en sus aparatos, no fue posible obtenerla. Consecuentemente, algunas de sus respuestas quedaron en blanco. 1. PREGUNTA. En EE.UU. con 250 millones de habitantes, que son casi
el triple de los que hay en México, se tienen sólo 435 representantes
y 100 senadores, y además, no existe servicio profesional electoral ni
financiamiento permanente del Estado a los partidos. En México, los órganos
de representación -500 diputados y 128 senadores- y los órganos
electorales -el IFE-, así como los partidos políticos -las cinco
formas para financiar a 20 grandes y pequeños-, ¿no son una carga muy
pesada para una población con graves problemas en la distribución de
la riqueza? JOSÉ HERRERA
PEÑA. Coincido con su punto de vista. Es un
exceso. No tengo ninguna explicación a este respecto. Sin embargo, podría
aventurar la hipótesis de que cuando hay intensas presiones políticas
cruzadas, internas y externas, sostener estas instituciones es
probablemente menos costoso que enfrentarse al descontrol o
inestabilidad que pudieran sobrevenir fuera de ellas. La democracia
cuesta cara, y más aún en un país en vías de transformación. Los
avances democráticos requieren de una gran inversión, material y
moral. Tal es el precio de pasar de un extremo fundado en la hegemonía
de un partido a otro basado en un régimen de partidos. Ya vendrá la
hora del reajuste y del equilibrio. JOSÉ ALCARAZ
GARCÍA. Nuestra propuesta -la de la candidatura
independiente al Distrito Federal- es la de sostener el 30% de la
representación política, a la máximo, de la que existe actualmente.
No se necesita más. En EE. UU., el país más rico del mundo, hay menos
diputados y senadores que en México, hundido en una miseria espantosa.
Es absurdo. VÍCTOR ALARCÓN OLGUÍN. La transición
mexicana es una transición muy sui generis porque no es de la
primera, ni de la segunda, ni de la tercera, ni de la cuarta ola. Quién
sabe cuándo nos va a tocar. Ya diferencia de otras transiciones, cuyas
agendas de negociación eran pequeñas y sobre puntos muy concretos, la
acumulación de problemas en la agenda mexicana nos sugiere una multitud
de arenas en las que hay que negociar, dentro de las cuales la electoral
es una de las más importantes. ¿Quién va a crear esta gobernabilidad;
es decir, quién va a asumir los costos de perder representación política?
¿Los partidos? Me parece muy difícil imaginar un escenario en el que
se plantee una reforma de esta naturaleza a corto plazo. Y de llevarse a
cabo, sería resultado de una gran presión de la sociedad, más que de
la voluntad del gobierno o de los partidos políticos registrados. ¿Qué
legitimidad tendría y quién promovería esta reforma? ¿Los candidatos
independientes? Hace un momento hacía referencia a la desconfianza
que siente la sociedad hacia éstos. ¿A qué tipo de intereses
responden y hacia dónde quieren orientar dichos intereses? Tenemos que
ver con escepticismo la propuesta. Al mismo tiempo, sería irresponsable
no considerar su presencia. Porque de hecho ya está. Y tan está que
justamente nos permite que nosotros podamos discutir el día de hoy. En
todo caso, éste es un problema incremental que se ha acumulado para la
democracia mexicana: el dilema de la transición democrática mexicana.
Porque entonces, junto a agenda económica, tenemos agenda política,
agenda electoral, agenda social, etc. 2. PREGUNTA. A pesar del dispendio para sostener el aparato
institucional establecido en México, ¿no es pobre la participación
ciudadana? ¿Responden los representantes políticos a los reclamos
ciudadanos de las comunidades? ¿Representan a la sociedad? ¿No hay una
desilusión ciudadana para hacer política? JOSÉ HERRERA
PEÑA. El desinterés de la población en los
asuntos políticos no es privativo de México sino un fenómeno
generalizado en la mayor parte de los países del mundo. Es probable que
en México haya sido ocasionado por la alternancia de los partidos políticos
en los poderes local y municipal. La alternancia era una expectativa que
despertaba esperanzas. Sin embargo, en los lugares donde se ha dado no
produjo ningún cambio significativo. Al contrario. Fuimos de mal en
peor. Probablemente esto haya causado cierto desaliento. Aparentemente,
el fantasma del abstencionismo ha vuelto a aparecer en el país. Hace
unos cuantos días se hizo en la Universidad Iberoamericana un simulacro
de elecciones con credenciales para votar, casillas electorales,
funcionarios de casilla y representantes de partidos en ella. Sólo
participó 20% de los universitarios. El porcentaje de abstencionismo
fue elevadísimo. Por cierto, en este simulacro ganó el PRD el primer
lugar de las preferencias electorales; el PAN el segundo y el PRI el
tercero. ¿Podría considerarse el abstencionismo como un voto en contra
del sistema de partidos? Es muy probable. Quizá los partidos políticos
no reflejan fielmente los intereses de la población. Quizá no
responden cabalmente a sus aspiraciones. Quizá la alternancia en el
poder no represente gran cosa para el ciudadano común. Quizá sea
imperativo democratizar los partidos como condición indispensable para
democratizar a la sociedad y no a la inversa. Quizá se requiera
modificar la naturaleza de los partidos para que, al llegar al poder,
sirvan mejor a la sociedad, en lugar de servirse de ella, como se les ha
reclamado. Habría que estudiar con más detalle este fenómeno en función
de las características de México. JOSÉ ALCARAZ
GARCÍA. La participación ciudadana y los
grupos de autogestión se están fortaleciendo. Hay en el país una
fiebre de organización y de participación, pero no dentro de los
partidos. La sociedad está buscando nuevas formas de expresión, de
participación, de toma de decisiones; pero no a través de los
partidos. Aquí está una representante de una organización muy
combativa, la señora Lucía Ruanos, de una ONG muy popular. No ésta
ella en este momento, pero otras ONG similares están recibiendo apoyo
internacional para participar en la capacidad de autogestión de los
problemas de salud, de vivienda, de educación, de cultura, de los niños
de la calle, de las mujeres maltratadas, etc., situaciones que los
partidos han dejado de soslayo. Crear nuevas instituciones políticas de
participación ciudadana es lo que queremos. En este sentido estamos
trabajando en el Distrito Federal. Creemos que México requiere una
nueva actitud, una nueva conducta y una nueva moral pública así como
de una nueva clase política comprometida con la realidad, con la verdad
y con nuevos valores. VÍCTOR ALARCÓN
OLGUÍN... (No hay versión magnetofónica). 3. PREGUNTA. El tema de los candidatos independientes debe
debatirse mucho y estudiarse más e incluirse en la agenda política
nacional. Es sumamente interesante que ciudadanos ajenos a los partidos
políticos quieran entrar a la arena política. Si las candidaturas
independientes no tienen validez, ¿qué posibilidades hay de que
nuevamente se reforme la ley electoral para que se les dé? JOSÉ HERRERA
PEÑA. Las candidaturas independientes,
en efecto, no están reconocidas legalmente. Sin embargo, no sería
remoto que se les diera reconocimiento en un futuro próximo. Casi todas
las reformas legales en materia electoral han sido respuestas tardías a
los reclamos de la población. No fue sino hasta 1977 que se ordenó
constitucionalmente que el sistema de partido hegemónico fuera
sustituido por el sistema de partidos políticos, cuando lo conveniente
hubiera sido que esta reforma se hiciera por lo menos diez años antes.
De la misma manera, el tema de las candidaturas independientes se
discutió en el Congreso de la Unión en 1996, y aunque no se incorporó
a la legislación, tampoco se le rechazó. Quedó pendiente. Es posible
que en los próximos años vuelva a plantearse y sea finalmente
aprobado. Después de todo, las candidaturas independientes
existen en países como Dinamarca, Irlanda, Bélgica, Holanda, Francia,
Gran Bretaña, Alemania, Perú, Chile, Canadá o los EE.UU. En casi
todos estos países se garantiza a estas candidaturas el acceso a los
medios de comunicación social y en algunos inclusive se les otorga
financiamiento público. Nuestros precedentes históricos y jurídicos
reconocieron siempre las candidaturas independientes, desde 1813
hasta 1945. Y actualmente existen de hecho; pero cobran fuerza
legal sólo cuando son presentadas para su registro por un partido político.
De su existencia de hecho a su reconocimiento jurídico no
hay más que un paso. No sería difícil que éste se diera en un futuro
no lejano... JOSÉ ALCARAZ
GARCÍA… (No hay versión magnetofónica). VÍCTOR ALARCÓN
OLGUÍN… (No hay versión magnetofónica). 4. PREGUNTA. ¿Se conculcan los derechos políticos de los candidatos
independientes? JOSÉ HERRERA
PEÑA. No. Ni como garantía individual ni
como derecho humano. En México, votar y ser votado es una prerrogativa
del ciudadano. Sin embargo, la de ser votado es posible ejercerla únicamente
si se tienen las calidades que establece la ley, y una de ellas es la de
acceder al poder a través de los partidos políticos. Luego entonces,
la garantía individual de ser votado es escrupulosamente respetada,
siempre y cuando se ejerza en el marco de la ley. Ahora bien, si la
prerrogativa de ser votado se considera, no como una garantía
individual sino como un derecho humano, tampoco éste es conculcado. Las
candidaturas independientes no están reconocidas por la ley, es
cierto; pero tampoco están prohibidas. Los ciudadanos que deseen
presentarse en las campañas políticas con el carácter de candidatos
no registrados tienen todo el derecho de hacerlo; pero lo harán en
desventaja, en condiciones de desigualdad; porque no tendrán una
organización política que los respalde, ni podrán acceder a los
medios de comunicación social, ni tampoco tendrán derecho a recibir
financiamiento público. Y además, porque en caso de que obtengan mayoría
de votos, tendrán que pelear por su reconocimiento no sólo ante el órgano
electoral sino también ante los tribunales electorales. JOSÉ ALCARAZ GARCÍA. La reforma electoral que dio
origen al COFIPE ya está muerta. La lucha por que se reconozcan
cabalmente los derechos ciudadanos es irrenunciable. Se necesita una
nueva reforma electoral que incorpore no sólo las candidaturas
independientes, porque finalmente, este debate va más allá de éstas:
implica la necesidad de una segunda vuelta electoral. Hoy tenemos
autoridades legales pero no legítimas. El PAN está gobernando el
ayuntamiento de Naucalpan con poco menos del diez por ciento de la
votación. Es inevitable que se haga una nueva reforma electoral que
incorpore los derechos de los ciudadanos: referéndum, plebiscito,
revocación del mandato, consulta pública, iniciativa popular, segunda
vuelta electoral, candidaturas independientes. Tal es una de
nuestras propuestas: la conquista de los derechos políticos de los
mexicanos. Son herramientas de la sociedad para forjar instituciones
fuertes y auténticamente democráticas. VÍCTOR ALARCÓN OLGUÍN… (No hay versión
magnetofónica). 5. PREGUNTA. ¿Tienen posibilidades de triunfo los candidatos
independientes? JOSÉ HERRERA
PEÑA. A partir de 1946, en que se
reconocieron las candidaturas de partido, las candidaturas
independientes empezaron a declinar y perder fuerza con una gran
rapidez, al grado de que actualmente ningún candidato con verdadera
vocación de triunfo participaría en una contienda electoral en forma
individual sino bajo las siglas de algún partido político.
Consecuentemente, los candidatos independientes, en las
condiciones que prevalecen hoy día, tiene pocas posibilidades de
triunfo. JOSÉ ALCARAZ
GARCÍA… (No hay versión magnetofónica). VÍCTOR ALARCÓN
OLGUÍN… (No hay versión magnetofónica). 6. PREGUNTA: ¿Qué pasaría si un candidato independiente obtiene
mayoría de votos? JOSÉ HERRERA
PEÑA. Interpretando la ley en sentido
estricto, es decir, conforme a su texto, los únicos votos que cuentan
son los votos válidos. Ahora bien, para que un voto sea válido se
requiere que se haya sufragado en los términos que señala la ley y a
favor de candidatos registrados por un partido político o por una
coalición de partidos. Los votos a favor de los candidatos no
registrados no son nulos, pero tampoco válidos, y lo único que debe
hacerse con ellos es registrarlos en el acta. En estas condiciones, el
triunfo en primera instancia le será reconocido al partido o a la
coalición, no al candidato no registrado, aunque éste obtenga mayoría.
Por absurdo que parezca, el criterio que prevalecerá será el de
validez de los votos, no el de mayoría de votos. Los candidatos
registrados por los partidos o las coaliciones obtendrían el triunfo,
independientemente de los votos que alcancen, porque de acuerdo con la
ley, la mayoría no tiene por qué ser necesariamente mayoría absoluta:
basta con que sea mayoría relativa. Sin embargo, hay que aclarar que,
de hecho, los candidatos no registrados nunca han obtenido una votación
significativa frente a los registrados. Consecuentemente, nunca se ha
presentado el problema de su reconocimiento. En el supuesto y remoto
caso de que aquéllos sobrepasaran a éstos en votación, de que
llegaran a presentarse ciertas condiciones adicionales y de que se
peleara ante los tribunales electorales con sólidos argumentos jurídicos
que readecuaran los textos legales a esta imprevista realidad,
probablemente la letra de la ley cedería ante una nueva interpretación
conforme a la nueva realidad. JOSÉ ALCARAZ GARCÍA… (No hay versión magnetofónica). VÍCTOR ALARCÓN
OLGUÍN… (No hay versión magnetofónica).
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