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Mes zapatista Este año (1997) el mes de la patria fue zapatista. El 1 de septiembre, el diputado Porfirio Muñoz Ledo, en su calidad de presidente del Congreso, rindió homenaje al zapatismo en el recinto parlamentario. En su breve respuesta al informe presidencial, señaló que el Estado debe guiarse por la máxima de "mandar obedeciendo", frase cara a los zapatistas, al tiempo que guiñó un ojo a quien los representaba en la sesión solemne. El día 12, la avanzada de 1,111 rebeldes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional "tomaron" el corazón de México. Frente a Palacio Nacional leyeron un comunicado del subcomante Marcos: "Si Zedillo quiere paz, que cumpla la palabra que dio a los pueblos indios y que se lleve a sus soldados para los cuarteles. Si quiere guerra, pues adelante, que los zapatistas sabremos pelear con honor y valentía, porque tenemos un arma muy poderosa que el gobierno no tiene. Esta arma se llama dignidad". El día 15, durante la tradicional y breve ceremonia del grito -en que vuelve a resonar la campana de Dolores- el presidente de la República Ernesto Zedillo prorrumpió no sólo en vivas a Hidalgo, Morelos y "los héroes que nos dieron patria", sino también a "la libertad, la democracia y la justicia", lema zapatista, y a la unidad de todos los mexicanos. El día 16, en la ceremonia para celebrar el día de la independencia nacional, el secretario de Gobernación Emilio Chuayffet Chemor utilizó la tribuna -en nombre del gobierno- para ofrecer un ramo de oliva a los zapatistas. Expresó que en esta etapa de "normalidad democrática" (sic), es "prioritario" que se reconozcan "los derechos y las culturas de los pueblos indígenas", en clara alusión al justo reclamo que mantiene en pie de guerra al zapatismo chiapaneco. Por último, ese mismo día 16 de septiembre, en significativo despliegue de fuerza, participaron cerca de 30,000 efectivos del ejército nacional en el tradicional desfile militar. Al pesenciarlo, los zapatistas alcanzaron a percibir el simbólico mensaje que les sería transmitido sin palabras: si no aceptan el olivo de la paz, el hierro y el fuego los mantendrá recluidos en su región de origen. *****
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