Historia y política

José Herrera Peña

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México 2003


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I

1. Introducción

2. Etapas

3. Bibliografía

II

4. Vida

III

5. Hombres de su tiempo

6. Francisco de Vitoria

7. Información en Derecho

IV

8. El erasmismo

9. La Utopía

10. La realidad

11. Dos grandes influencias

12. Influencia renacentista

V

13. El cristianismo primitivo

14. El hospital

15. San Nicolás

16. Conclusión

   

El nicolaicismo frente a los retos del mundo actual

José Herrera Peña

III

5. HOMBRES DE SU TIEMPO. En estos años han surgido o surgirán figuras en el mundo de las ideas que imprimirán su espíritu en la época, como Francisco de Vitoria, Erasmo de Rótterdam, Tomás Moro, Nicolás Maquiavelo y Martín Lutero, entre las más célebres. Las tres primeras serán especialmente apreciadas por al abogado; las últimas las conocerá sólo por referencia, ya estando en América.

Relecciones de Vitoria

Erasmo

Utopía de Moro

5.1. Francisco de Vitoria nace en 1486, dieciséis años después que Quiroga. Estudia en París, ejerce la cátedra en la Universidad de Salamanca y presta sus servicios como asesor del emperador Carlos V. Imparte sus lecciones en Salamanca durante veinte años, pero lo que llamarán la atención son sus relecciones. Las inicia en 1526. En 1544 un “ataque de gota” lo deja casi paralítico y sus alumnos lo llevan cargado a las aulas para que siga dando clases. Fallece dos años después, el 12 de agosto de 1546.

5.2. Desiderio Erasmo de Rótterdam, llamado en realidad Geert Geertsz, es un pensador holandés nacido en 1466, casi de la edad de Quiroga. Hijo ilegítimo de un sacerdote y de la hija de un médico, se ordena sacerdote en 1492; trabaja para el obispo de Cambray, y estudia las filosofías escolástica y griega en la Universidad de París. Más tarde obtiene su doctorado en la Universidad de Turín y es consejero de Carlos V; pero disgustado por la vida sacerdotal, solicita y obtiene la dispensa papal para vivir y vestir como laico. Escribe varias obras, entre ellas, Elogio de la locura, que dedica a su amigo Tomás Moro (1511) e influye de forma notable en el mundo intelectual de su época. Muere en 1536 a causa de una disentería.

5.3. Por último, Tomás Moro nace en Londres en 1477, siete años después de Quiroga. De vasta cultura clásica, se gradúa en leyes. Contrae matrimonio dos veces. Estimulado por el descubrimiento del nuevo mundo e influido por la República de Platón, escribe varias obras, entre ellas, Utopía. Su brillante carrera llega a la cúspide en 1529 cuando es nombrado Canciller por Enrique VIII. Pero su oposición al divorcio del rey le obliga a renunciar tres años más tarde. Su firme rechazo a reconocer la supremacía espiritual del rey sobre el papa le conduce a la Torre de Londres y el 6 de julio de 1535 es decapitado.

6. VITORIA. Las relecciones de Vitoria, como las de todas los maestros universitarios, eran exposiciones orales de dos horas en las que resumían, al final de los cursos, las lecciones de todo el año. Se llevaban a cabo no sólo ante los alumnos de su grupo sino también ante los doctores y estudiantes de toda la Universidad y solían asistir personajes de la corte. Los sustentantes aplicaban sus enseñanzas a algún tema del momento. Las relecciones eran el coronamiento de la obra docente de un catedrático y Vitoria preparaba las suyas con gran cuidado y atención.

6.1. Las Relecciones de Vitoria, pronunciadas entre 1528 y 1540, pueden clasificarse en tres temas:

6.1.a. De potestate civile y De potestate Ecclesiae, en las que dilucida las fuentes de la potestad civil y de la eclesiástica; delimita ambos campos, y resuelve que el poder civil no está sujeto al papa como señor temporal, pues la república civil es perfecta en su orden, pero admite que el poder civil está sometido a la potestad espiritual del papa.

6.1.b. De Indis, en las que resume su pensamiento sobre la problemática jurídica y ética de la conquista de América. 

6.1.c. De iure belli, en las que postula los límites de la fuerza para dirimir las diferencias entre los pueblos.

6.2. Su éxito como maestro es espectacular. No menos de treinta discípulos suyos ocuparían cátedras en la Universidad de Salamanca, siendo también muy numerosos los que lo harán en los demás centros de la península y en los que surgirán en América. Sus teorías perviven en los tratados doctrinales de Domingo de Soto, Melchor Cano y Francisco Suárez (los mejores teólogos, al decir del Maestro Hidalgo y Costilla) así como en las enseñanzas de Alonso de la Veracruz, en América (a quien Quiroga dejará en su lugar al viajar a España) y en la obra de Hugo Grocio, en Holanda, autor del Tratado sobre el derecho de la guerra y de la paz.

6.3. El papel de Vitoria como consultor del emperador es igualmente notable: interviene en la censura de los escritos de Erasmo. A diferencia de su hermano Diego de Vitoria, que exige que se pongan en el índice de los libros prohibidos, recomienda que se respete su difusión, aunque quizá expurgándolos de algunas frases que, fuera de contexto, podrían ser mal interpretadas.

6.4. También promueve la tarea renovadora de la Iglesia y contribuye indirectamente a la obra del Concilio de Trento, a través de sus discípulos, que suplen su ausencia.

7. INFORMACIÓN EN DERECHO. No hay ningún indicio de que el abogado Quiroga haya escuchado las primeras Relecciones de Vitoria, a pesar de que el catedrático las inicia en 1528 y el magistrado es enviado a la Nueva España hasta fines de 1530. Pero es probable que haya conocido sus tesis a través de Alonso de la Veracruz, discípulo de aquél. Lo seguro es que no las leerá, porque Vitoria no publica nada. Serán sus alumnos los que lo harán. Y cuando esto ocurra, Quiroga ya habrá expuesto sus ideas por escrito en su Carta al Consejo (1531) y en su Información en Derecho (24 julio 1535). En todo caso, para las cuestiones de guerra y conquista, en lugar de Vitoria, cita a San Cayetano. Pero es necesario destacar que el abogado coincide con las enseñanzas del catedrático en algunos puntos, aunque difiera en otros de no escasa importancia.


Información en Derecho. Autógrafos de Vasco de Quiroga

7.1. En la Información en Derecho, encendido alegato jurídico contra la esclavitud de los indios, enviado al gobierno cinco años después de tomar posesión de su cargo, el oidor Quiroga se pronuncia, como Vitoria, contra el uso de la fuerza para adquirir territorios, sojuzgar pueblos, imponer la esclavitud o propagar la fe; pero a diferencia de aquél, apoya la presencia de España en América.

7.2. Vasco de Quiroga, en efecto, acepta lo dispuesto por la bula Inter coetera del papa Alejandro VI –llamada por muchos el peor crimen de los Borgia-, que hace donación "a los reyes de Castilla y de León, herederos y sucesores... de todas las islas y tierras firmes halladas y que se hallaren descubiertas", con la condición de evangelizar a los naturales y enseñarles las buenas costumbres.

7.3. A diferencia de Vitoria, que no acepta la jurisdicción papal en asuntos temporales, Quiroga se somete a lo dispuesto por la bula, independientemente de que el papa tenga o no tal jurisdicción, porque la reina Isabel ha convertido esa voluntad en ley, a través de su testamento. Y es que, a diferencia de Vitoria, que habla como teólogo y catedrático universitario, Quiroga lo hace como abogado y magistrado del Estado. Y él, como buen abogado, sostiene la necesidad de apegarse a la norma de derecho positivo y aplicarla en sus términos.

7.4. Pero también está la cuestión de la comgruencia. Vitoria, aunque condena la conquista, termina justificándola no sólo de iure sino también de facto, al admitir que “después que se han convertido muchos, no sería conveniente ni lícito al príncipe abandonar por completo la administración de aquellas provincias”. Quiroga, en cambio, aunque no condena la conquista, condena a los conquistadores que han abusado injustificadamente de la fuerza, sin tomar en cuenta que lo único que justifica la presencia de España en el Nuevo Mundo es la predicación del evangelio y el establecimiento de la justicia. Isabel dispuso que se tratara con humanidad y justicia a los vencidos, y se respetara su dignidad humana, sus libertades y sus propiedades; compromiso en el que la reina empeñó el honor de España. En esa ley, en ese compromiso, en esa voluntad, se apoyará Vasco de Quiroga para defender al honor de España, contra los mismos españoles.

7.5. El magistrado recomienda, pues, en su Información en Derecho, que España se mantenga en el nuevo mundo “para conservar lo que de bueno tienen los indios, quitar lo malo y mejorar lo bueno”. Señala que los españoles los pacifican, pero sólo para herrarlos, esclavizarlos, explotarlos, maltratarlos o matarlos. Advierte que los naturales no se pacificarán mediante el uso de la fuerza sino con buenas obras. Sabe, intuye o presiente que así como las capas geológicas cubren suavemente a las antiguas -parte de un proceso de la naturaleza en el que no hay violencia-, del mismo modo las religiones superiores cubren natural y espontáneamente a las inferiores, como la cristiana a las religiones de los indios, sin necesidad de recurrir a la fuerza.

7.6. Cierto que los naturales son infieles, pero no agresores. Los agresores son los españoles, que los han dispersado, los han hecho huir a los montes y los han disgregado. Hay que congregarlos, pues, como estaban antes, para incorporarlos a la fe, sin que intervengan los españoles en la vida interna de sus pueblos. Además, hace énfasis en que sus caciques los gobiernan tiránicamente: hay que rescatarlos de ellos y lograr que se gobiernen por sí mismos.

7.7. Los indios han sido obligados por los españoles a volver a ser parte de la naturaleza. A pesar de ello, existe una gran semejanza entre los naturales y los hombres de la edad de oro, porque ambos eligen a sus reyes y abominan la esclavitud. Viven democráticamente y son libres e iguales en derechos. Tienen además buena disposición para ser cristianos. Pero si no se les reúne nuevamente; si no se les reorganiza social y políticamente, y si no se fundan nuevos pueblos para que vivan en comunidad, nadie podrá propagar la fe entre ellos. La clave es la buena administración de justicia. De este modo, las nuevas tierras se guardarán y se evitarán levantamientos.

7.8. Los indios deben ser regidos por ordenanzas distintas a las de los españoles. Y así como aquellos no se meten con estos, los españoles tampoco deben inmiscuirse en la vida de los indios. Debe permitírseles que se gobiernen por sí mismos. La república de Tomás Moro es ideal para el nuevo mundo. Si la calidad de los indios es la de los hombres de la edad de oro, aunque con defectos y sin fe, reitera una y otra vez que hay que limar sus defectos, propagarles la fe y darles una buena administración de justicia, independientemente de que se conviertan o no. De ese modo, sugiere que se respete la libertad de creencias. Así será posible la utopía cristiana. Y anuncia que ha fundado dos hospitales-pueblos. Son congregaciones planeadas para seis mil familias, a lo sumo. Si cada familia tiene de diez a dieciséis casados, habrá sesenta mil vecinos, como límite: "obra singularísima que será muy provechosa y satisfactoria, para descargo de las conciencias de los españoles que acá han pasado".

7.9. Quiroga tendrá un éxito espectacular en su tarea de reunir a los dispersos y organizarlos conforme a sus ideas, porque éstas coinciden fundamentalmente con las de los propios indígenas, aunque moderadas y transformadas en el marco del cristianismo utópico, ampliadas en el espíritu de la tolerancia y enriquecidas con la experiencia concreta. Por eso se le llamará constructor de pueblos.

7.10. En 1542 Carlos V se ve obligado a dictar las Leyes Nuevas, que prohíben la esclavitud de los indios y pone a estos directamente bajo la protección de la corona. Habrá que reconocer el mérito que en ello tuvieron desde distintas tribunas Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas y Vasco de Quiroga.



II. Su vida

IV. El erasmismo


jherrerapen@hotmail.com


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