Política e historia

José Herrera Peña

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México 2001


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Llamada de atención
Catón

Circula por estos días una gracejada. El Papa le pide a Fox que le enseñe su método de predicar. Fox no entiende la solicitud. "Sí -precisa el Santo Padre-. Me dicen que en menos de un año has conseguido que en México haya 20 millones de arrepentidos". El chiste sería una pura ocurrencia si no fuera expresión de una realidad que preocupa, y que el dirigente del PAN no pudo menos que reconocer cuando dijo: "Las ilusiones se han tornado en preocupaciones". Si bien no mencionó directamente a Fox, y aunque quizás ahora diga que sus palabras fueron mal interpretadas, lo cierto es que esa declaración corresponde al sentimiento de innumerables mexicanos, aun de muchos que apenas ayer pusieron toda su confianza en el guanajuatense. No tengo la menor duda de que Fox era el único que podía derrotar al PRI. Mejores -mucho mejores- elementos había en Acción Nacional para ser candidatos a la Presidencia, pero únicamente Fox tenía los arrestos, la personalidad y el estilo que en ese momento se necesitaban para acabar con el dominio priista. Pienso que con todas las deficiencias que ahora estamos viendo la situación actual es considerablemente mejor que la que estaríamos viviendo si el PRI hubiera quedado en la Presidencia. Una generación entera habría caído en el desaliento al darse cuenta de la imposibilidad de un cambio en México. Se consiguió el cambio, y comparados con ese bien los males que estamos viendo no son tan grandes como para hacernos perder la esperanza en un país mejor. No acierta Bravo Mena, sin embargo, cuando pide que cada panista se convierta en psicólogo promotor de la confianza. No son necesarios tantos agentes psicológicos. Lo que se necesita es que un solo panista, Fox, se convierta en gobernante y se ponga a trabajar en bien de México en vez de andar en lunas de miel pagadas por los contribuyentes. Debe asumir Fox con plenitud su responsabilidad; poner los pies en la tierra -es decir, en territorio nacional- en vez de seguir en una perpetua gira donde no se logran otras oportunidades que las del disparate. La fuerza de convicción y el entusiasmo que puso Fox en su campaña debe ahora aplicarlos en la función presidencial. Hoy por hoy se le ve confuso, desorientado, sin convicción de rumbo ni firmeza. Igual desconcierto se observa en su equipo de trabajo. Es falso lo que afirma el dirigente nacional del PAN en el sentido de que los vientos de frustración son sembrados por quienes sienten envidia, rencor o sufren de criminal miopía. La frustración que se advierte en la ciudadanía es causada por acciones erróneas e indebidas omisiones del gobierno, y en forma particular del Presidente. Aun quienes fueron acérrimos partidarios de Fox están preocupados ahora por la situación. Buscan explicaciones, sí, a lo que pasa -o a lo que no pasa y debería pasar-, pero se inquietan igual que los demás. Nadie está desalentando el cambio: el desaliento ha surgido de lo que ven los mexicanos, que no están ciegos -y ni siquiera miopes-, de lo que sucede en el país. La alarma surgida en la dirección panista debe convertirse en llamada de atención al encargado del gobierno. Se le debe pedir sencillamente que gobierne. No lo está haciendo. Importantes asuntos nacionales están en el aire, misma región en que anda el Presidente viajero. Urge un cambio para que haya cambio. Porque circula de nueva cuenta un viejo cuento que ahora la gente halla muy aplicable a Fox. Le pidió al Papa que lo confesara y le diera su absolución. "No la necesitas, hijo -le respondió el Pontífice. "¿Por qué?" -se asombró Fox. Y la respuesta: "Porque no has hecho nada"... FIN.

Diario Reforma, 22 octubre 2001

jherrerapen@hotmail.com

   


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