Historia y política

José Herrera Peña 

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En busca del Sr. X
ISABEL TURRENT

Cd de México.-En memoria de Carlos Castillo Peraza

10 septiembre 2000. A fines de 1945, los políticos que gobernaban a la gran superpotencia de la posguerra, los Estados Unidos, estaban sumidos en la confusión y la parálisis. Nadie tenía la menor idea de qué hacer con José Stalin, el aliado incómodo que había luchado codo a codo con los norteamericanos en contra de Hitler. La Unión Soviética imponía rápidamente su dominio sobre Europa Oriental y a contracorriente de la retórica idealista norteamericana, amenazaba con establecer un rosario de regímenes que poco tenían que ver con la democracia que proclamaba Norteamérica.

El diseño de la política de "contención", que guiaría por décadas la diplomacia norteamericana frente a la URSS, provino de donde menos se esperaba. Un funcionario menor de la embajada norteamericana en Moscú envió un reporte al Departamento de Estado que contenía la clave que la cúpula gubernamental llevaba meses buscando: explicaba la naturaleza del sistema estalinista y las razones por las cuales era inútil buscar un compromiso con la Unión Soviética. George Kennan, el entonces desconocido diplomático, publicó su ensayo bajo la firma "Mr. X". Kennan tenía el perfil ideal del diplomático eficiente: un profundo conocimiento de la Unión Soviética, que incluía sus puntos fuertes y sus debilidades; una visión política de largo plazo y la capacidad de elaborar un amplio marco conceptual para edificar una política exterior centrada en la defensa del interés nacional y acorde con los recursos y necesidades de Washington.

Eso es precisamente lo que necesita un país que enfrenta circunstancias inéditas, como México ahora. Es indispensable un Sr. X nativo en el campo de la política exterior, donde ha concentrado su actividad el Presidente electo en las últimas semanas.

La visita a los Estados Unidos es el mejor ejemplo. Como otras iniciativas de Vicente Fox, esa gira fue sujeto de un alud de críticas, la mayoría de ellas equivocadas. La visita despertó un interés inusitado en los EU y Fox puso sobre el tapete cuestiones que eran tabú y que tendrán ahora que negociarse aunque sea a muy largo plazo. Sin embargo, fue evidente que la diplomacia mexicana carece de un marco conceptual y no ha encontrado la manera de contestar la pregunta básica de una política exterior concentrada naturalmente en los Estados Unidos: ¿qué hacer con Washington?

Don Daniel Cosío Villegas, un Sr. X sin audiencia, deploraba esa concentración excesiva y la explicaba como resultado de la vecindad con un país "cuya superioridad física y económica" sentimos "en carne propia desde 1836" y que obligó a México "a consagrar su vida para defenderse de él". Para 1965, aceptaba sin embargo, que la diplomacia mexicana era congruente. Me atrevo a creer que ahora la calificaría de agonizante y miope. Nuestra diplomacia entró en estado catatónico con Echeverría y no ha podido enfrentar la erosión de los principios que la guiaron hasta los años sesenta. Es indudable, por ejemplo, que la doctrina Estrada no tiene nada que hacer en el escenario globalizante del siglo XXI. El problema es que no hay nada en su lugar.

Una diplomacia eficaz debe, antes que nada, elaborar un marco conceptual que defina con claridad el lugar que México quiere tener en el concierto internacional, analice los recursos del país y determine los medios para lograr nuestras metas a largo plazo. El objetivo de una política exterior eficaz debe ser profundamente pragmático; hacer a un lado cualquier noción de "lucha anti imperialista" o nacionalismos trasnochados en aras de un objetivo único: la defensa del interés nacional. Una diplomacia efectiva debe transformar la vecindad con los Estados Unidos, que se ha visto tradicionalmente como una maldición geopolítica (...tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, se quejaba Porfirio Díaz), en una ventaja. No sólo estamos en la mejor situación geográfica para explotar el boom económico que los EU han vivido en los últimos 10 años, sino que somos el puente entre América Latina y la potencia del norte: el interlocutor y abogado natural de Latinoamérica frente a los Estados Unidos.

En segundo lugar, es indispensable aprender de Kennan: necesitamos un conocimiento profundo y detallado del ámbito internacional, en especial de los Estados Unidos. El fracaso y las críticas avasalladoras que recibió la propuesta de Fox de "abrir las fronteras", fue resultado de la ignorancia y no sólo de quienes son incapaces de matizar la crítica.
La propuesta fue correcta y sensible, la forma y el momento -fundamentales en la diplomacia-, equivocados. Un proyecto de esa magnitud no debe abrirse jamás sin un acuerdo mínimo y negociado: por años, nadie en Israel habló de Oslo y la negociación entre palestinos e israelíes, hasta que se llegó a un compromiso básico. Además, el peor momento para hacerla pública fue precisamente en los días en que Fox visitó los Estados Unidos. Los candidatos presidenciales están atados de manos hasta noviembre, especialmente Gore, que se perfila como el seguro ganador desde la magna y cursilísima Convención Demócrata.

Los candidatos están maniatados porque aun en una democracia como la norteamericana, la idea de "la influencia equitativa" de todos los votantes es una ilusión. Entre otros, dos fenómenos crean un claro desequilibrio: la llamada "participación electoral" (quienes votan regularmente reciben mucho mayor atención) y la "centralidad desigual" (los grupos electorales cautivos son descuidados por los candidatos). Los electores de origen mexicano en EU caen en las dos categorías: no tienen el hábito de votar regularmente y cuando lo hacen, votan por el Partido Demócrata.

A ello, habría que sumar que Bush y Gore estarán empeñados, hasta noviembre, en ganarse los votos de los indecisos: entre 1 y 5 millones de votantes que pueden decidir la elección. Entre esos indecisos, Gore tiene en la mira a sectores de trabajadores de cuello azul, que desean elevar sus ingresos: precisamente el electorado que sería presa del pánico ante la posibilidad de que se abriera la frontera con México y entraran olas de inmigrantes mal pagados que "deprimirían" los salarios promedio. Gore no podía comprometerse ahora con esa propuesta. Bush lo hizo, a medias. Si soy electo -declaró- miraré hacia el sur... como un compromiso fundamental". La explicación subyace en lo que sucede en la frontera de Texas y México: a diferencia de Gore, George Bush no tiene que mostrar su dureza frente a los sindicatos obreros y los sectores anti inmigrantes.

Además de equivocar la forma y el tiempo, Vicente Fox calculó mal sus recursos. Frente a los Estados Unidos, México se ha colocado, voluntariamente, en una posición defensiva y ha olvidado el hecho mondo y lirondo de que existen 15.7 millones de habitantes de origen mexicano en los Estados Unidos. Se ha hablado hasta el cansancio de la "fuerza" del lobby o cabildo judío en Washington. Esa fuerza es resultado de la inteligencia y la eficacia: a diferencia de México, Israel está "muy cerca de Dios, pero muy lejos de los Estados Unidos "y la población judía en los EU es de 6 millones de personas. Estando tan cerca y con una considerable minoría dentro de Norteamérica, no queda más que una pregunta: ¿qué hemos hecho para movilizar a esos 15.7 millones en apoyo del interés nacional mexicano?, ¿dónde está el cabildo mexicano que sea tres veces más eficaz que el israelí?; ¿dónde están los diplomáticos mexicanos de enlace que movilicen a los representantes de los agricultores y hoteleros californianos para presionar al Presidente y a sus legisladores a favor de una mayor apertura en la frontera con México?; ¿se habrá informado a Fox que la intransigencia de los anti inmigrantes se ha debilitado porque la tasa de desempleo -que teóricamente alimentan los inmigrantes- se encuentra en un récord a la baja sin precedentes (4.1 por ciento) y que la riqueza californiana está sustentada en el trabajo mal pagado de cientos de miles de inmigrantes -que representan el 12 por ciento de los trabajadores norteamericanos en el año 2000-? Todos ellos elementos indispensables para una negociación con Norteamérica y para elaborar el marco conceptual de la futura diplomacia mexicana.

isabel_turrent@infosel.net.mx

Publicado por el diario Reforma, 10 septiembre 2000


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