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José Herrera Peña

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PALABRAS DE GILBERTO RINCÓN GALLARDO EN EL PRIMER DEBATE ENTRE CANDIDATOS

Martes 25 de abril

ENTRADA

Tengo cuarenta años luchando contra el autoritarismo priísta. Siempre he estado en la oposición. En el México sin libertades de hace cuatro décadas fui detenido 32 veces por mi compromiso con el cambio democrático. El último encarcelamiento duró tres años y medio; era 1968. Jamás  me beneficié del gobierno o del régimen que afortunadamente hoy está acabando. ¿Quién de los que esta noche me acompañan, conoció en carne propia, la represión del régimen autoritario al que muchos nos enfrentamos? La democracia imperfecta que hoy tenemos se construyó con luchas ciudadanas, sindicales, estudiantiles y campesinas, durante décadas de resistencia, difíciles negociaciones y lentos avances. Con la reforma política de 1977 logramos que minorías no reconocidas rompieran el cerco de un sistema cerrado compartido, ya desde entonces, por el PRI y el PAN.

Soy alguien que mide la estatura de los individuos por sus valores humanos como la honradez, la congruencia y la responsabilidad, nunca por la talla física. Sobre todo porque desde que era niño tuve que superar desventajas físicas. Como millones de mexicanos logré vencer la adversidad. Tuve que luchar para que se me tratara igual que a los demás. Quizá por ello pronto surgió en mí la vocación de enfrentarme a cualquier tipo de discriminación; por ello, surgió mi profunda fe en la democracia, porque sé que sólo bajo ese sistema político los individuos pueden alcanzar la igualdad de oportunidades.

Vengo a dirigir mi mensaje de manera especial a los jóvenes que quieren cambiar porque se les está robando el futuro; a las mujeres, cansadas de estar marginadas. Hoy como ayer, vengo a hablarle a los que son discriminados por su origen de clase, su orientación sexual, por motivos religiosos, por ser indígenas, por ser discapacitados, por sufrir una enfermedad o solamente por ser considerados unos viejos.

Represento a Democracia Social, un partido de jóvenes que quieren hacer política de otra manera; que es resultado de un afortunado encuentro entre la experiencia de los luchadores sociales y la capacidad crítica y renovadora de esa generación joven que construye la nueva izquierda democrática. Hoy el cambio debe ser con todos, con respeto a la pluralidad y sin caudillismo.

 POLÍTICA

Con millones de mexicanos, yo me pregunto, si los candidatos de los tres partidos mayores están realmente dispuestos a responder a los anhelos de cambio que son más fuertes que nunca. Y les respondo que no, porque ya lo demostraron.

En estos últimos cuatro años, México requería de la renovación del Estado, de una profunda reforma a las instituciones públicas. Lo que los tres partidos mayoritarios nos ofrecieron en cambio fue actitudes de ruptura, enfrentamiento y aun vulgaridad. Son el PRI, el PAN y el PRD los que han convertido al Congreso en un circo, los que rompieron los acuerdos y lucraron electoralmente con el ataque a la Universidad Nacional.

El verdadero cambio es aquél en el que participa toda la sociedad, todos los sectores productivos, todas las fuerzas políticas, todas las identidades sociales, todos los ciudadanos. El verdadero cambio es aquél que abre los espacios para que la sociedad participe en la toma de decisiones que nos afecta a todos. Mis contendientes que ofrecen cambio, no valoran, sin embargo, que la sociedad ya cambió, y se les olvida que el cambio en México no puede ser obra de un solo individuo. El cambio no tiene dueño.

Decir “el cambio soy yo” es lo más viejo que existe en la política mexicana. Sólo podremos lograrlo si impedimos que un solo individuo decida por todos. El verdadero cambio radica en acabar con las exclusiones, que nadie vuelva a dejar fuera a las minorías políticas, a las mayorías sociales, a todos los que expresan el México diverso; que nadie le quiete los derechos a los votantes que perdieron una elección. El verdadero cambio es abrir espacios de participación para toda la sociedad, no ofrecer unas cuantas secretarías a los opositores.

Se ha preparado una trampa profundamente antidemocrática en la que no podemos caer: ahora se nos pretende hacer creer que en nuestro país no caben mas que foxistas y labastidistas. ¡Qué peligroso para un país que en aras del cambio se busque cancelar las posibilidades de las minorías!

A quienes armaron esta trampa les digo que millones de mexicanos no seremos jamás ni foxistas, ni labastidistas y que abriremos, pro encima de trampas, un cambio de izquierda democrática. El futuro sólo podrá construirse con un cambio donde se respete el lugar de todos, porque en México somos mucho más que dos. 

 ECONOMÍA

La política de los últimos gobiernos ha concentrado cada vez más la riqueza. Y más de la mitad de los mexicanos vive en la pobreza. Cambiar esta política es un reto para la socialdemocracia mexicana. Proponemos un camino pacífico, gradual y de amplia cooperación política y social que integre a todos los mexicanos al desarrollo.

El Estado debe jugar un papel fundamental y no puede limitarse a la administración de las variables macroeconómicas. Frente a las grandes desigualdades y los enormes desafíos de la globalización, la ausencia del Estado es una gran irresponsabilidad. Durante el próximo sexenio, la principal tarea del gobierno será fortalecer el ingreso y el empleo de los mexicanos para lograr la cohesión y la integración social. 

Para que el desarrollo beneficie a todos es necesario construir una estructura productiva, fuerte y dinámica, que propicie el crecimiento sostenido del empleo y del consumo. Para ello se necesita que fluya el crédito, que se facilite el acceso a nuevas tecnologías y que se generalice la capacitación de los trabajadores, en especial para las pequeñas y medianas empresas. Hay una verdadera urgencia de políticas de fomento al desarrollo. No podemos contar con estas políticas de fomento, si no realizamos una reforma al sistema financiero y una reforma fiscal integral que dote de recursos al Estado y propicie nuevas y mejores formas de gastar. 

Durante décadas, los gobiernos del PRI han prometido esa reforma y han incumplido. Esta situación se explica por la red de complicidades que se ha tejido y que beneficia a una minoría. En el futuro, la construcción de una nueva legitimidad democrática tendrá que ir de la mano con la construcción de un Pacto  Fiscal de gran visión que nos una a todos. 

Un cambio a la política económica no puede dejar de lado una revisión de nuestros tratados comerciales. Por una parte, el libre comercio que no permite la movilidad de los trabajadores a través de las fronteras, deriva en acuerdos que favorecen a pocos. En este sentido, la liberalización migratoria deberá ser tarea central del próximo gobierno. Y, por otra parte, no podremos impulsar un proceso de globalización incluyente y equilibrado si no modificamos nuestra legislación en materia laboral y de medio ambiente, de tal manera que coloquemos el cuidado de los recursos humanos y naturales con que cuenta la nación en el corazón de nuestras políticas de desarrollo. 

 SOCIEDAD

En México hay mucha gente que es tratada como si valiera menos. México es un país injusto donde se abusa de los débiles.

Necesitamos poner un alto a esto. Necesitamos con urgencia construir un país donde la gente se vea de igual a igual. 

La razón fundamental del aumento de la pobreza no está en la economía, sino en la conducta del gobierno y su política social que se ha reducido a atacar sólo algunos de sus defectos.

Una política social diferente permitirá que en este país todos puedan trabajar y producir, permitirá que se incluya a quienes no han participado de los beneficios del desarrollo, que son la mayoría.

Estamos convencidos de que el camino para vencer la pobreza no puede ser la violencia armada sino la promoción de proyectos productivos. La violencia entrampa la miseria, divide a las comunidades y es el caldo de cultivo para la política de la polarización que utiliza la irritación social para captar votos.

Esa política del todo o nada es la misma que apuesta el empantanamiento de Chiapas, de la UNAM, del país entero.

Somos el único partido que asume abiertamente que la educación es la gran prioridad nacional. Sabemos que sólo un país educado puede ser un país de iguales.

El país que queremos construir tiene que incluir a las mujeres mediante la promoción de sus derechos y su adecuada representación política.

Rechazamos la intolerancia y el abuso que han crecido en México ante el beneplácito de partidos como el PRI y el PAN. No podemos aceptar que queden impunes asesinatos de homosexuales como los ocurridos en Chiapas, la violación y asesinato masivo de mujeres en Ciudad Juárez y la perversidad del encarcelamiento de campesinos que defienden su bosque en Guerrero. No podemos aceptar un país donde el gobierno panista de Baja California obliga, burlando la ley, a una niña de catorce años a continuar un embarazo producto de una violación. No podemos aceptar que un solo grupo, utilizando la fuerza del gobierno, imponga su moral y su visión del mundo a todos los ciudadanos.

En este país somos muchos más que dos y exigimos respeto para la diversidad.

Por ello pido el voto de todos los que conocen los riesgos de un poder personalizado, descontrolado e intolerante. Necesitamos construir con nuestros votos un régimen que impida la discriminación racial, de clase, de identidad lingüística, de los discapacitados y de nuestros ancianos.

 MENSAJE FINAL

Quienes quieren dividir al país en dos, quieren hacernos creer que un voto por Democracia Social es un voto desperdiciado. Eso es falso. Cada voto por Democracia Social es una garantía de que nadie será perseguido por ser diferente o por no coincidir con la moral, la religión y las costumbres de supuestas mayorías. Un voto por Democracia Social es un voto para que en México se exija al poder que rinda cuentas y para que nos gobierne la ley y no un nuevo caudillo. 

Un voto por Democracia Social es un voto por la congruencia, la honestidad y la tolerancia. A quien piensa que Democracia Social tiene la mejor propuesta pero que yo no puedo ganar la presidencia, le digo: compartamos optimismo, decisión y valor civil; lo que está en juego es el futuro de nuestra democracia; lo mejor de este país se ha construido a contracorriente. El voto útil es el que construye y permite que surja lo nuevo.

Los candidatos presidenciales del PRI, PAN y PRD desean tener manos libres para darle oxígeno al presidencialismo que está muriendo. Lo que Democracia Social propone es un país de instituciones que controle con la ley a cualquier gobernante y que impida la continuidad del poder personalizado. Pensemos con cuidado también en el Congreso para darle altura y romper el cerco que le han puesto el PRI, el PAN y el PRD.

Hemos tenido que luchar contra la adversidad, contra los ríos de dinero que han corrido en estas campañas. Y aquí estamos. Creciendo y mostrando que es posible hablarles a los mexicanos con respeto y con decencia. Es el momento de darle una rosa a México.

 


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