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07
julio 2000. Así
como el pueblo de México aplaudió el 2 de julio anterior al Presidente Ernesto
Zedillo por haber
tenido no sólo el coraje sino también la caballerosidad de
admitir públicamente la victoria de Vicente Fox, candidato de un partido político
que no fue -ni es- el suyo, en los pasados comicios federales, del mismo modo
este mismo pueblo censuró a los demás participantes de la contienda electoral
por haberse limitado a reconocer que las tendencias electorales no los habían
favorecido, sin llegar a tener el valor y la grandeza de felicitar al
triunfador.
Vicente Fox es el nuevo presidente electo de México. Y del mismo modo que gobernará para todos y no sólo para sus partidarios o para los que lo apoyaron con su voto, así también todos debemos apoyarlo como presidente, independientemente de que haya sido o no nuestro candidato y de que hayamos sufragado o no por él.
Lo cortés no quieta lo valiente, ni en lo cívico, ni en lo político. México es uno y tiene un solo gobierno. Fox es el jefe electo del gobierno. Luego entonces, moral y políticamente, todos debemos apoyar a Fox y a su gobierno, por México.
Eso
no quiere decir que en lugar del viejo presidencialismo autoritario, apoyemos a
un nuevo autoritarismo presidencial. No se trata de gritar: ¡el rey ha muerto,
viva el rey! Ya no hay espacio para el autoritarismo, para ninguna clase de
autoritarismo, porque no quedaron vacíos ciudadanos. Todos fueron llenados con
nuestra participación en la pasada revolución electoral del 2 de julio. Vamos
a apoyar ahora un nuevo presidencialismo democrático. La fuerza de nosotros,
los ciudadanos, será la fuerza del gobierno. La fuerza de los ciudadanos será
la fuerza de la ley. Y la fuerza del gobierno así como la fuerza de la ley serán
nuestra propia fuerza. Debilitar, pues, al gobierno, o al menos regatearle
nuestro apoyo, será debilitarnos a nosotros mismos. Necesitamos un gobierno
fuerte, democráticamente fuerte, porque necesitamos todos ser fuertes.
Si
los dirigentes, ex-candidatos y representantes de algunos partidos políticos
han decidido enfrentar al gobierno de Vicente Fox, allá ellos. Nosotros, los
ciudadanos, les exigiremos madurez política, crítica responsable, oposición
fundada y, sobre todo, propuestas válidas. Si no nos escuchan, orientaremos
nuestras preferencias a otros partidos, grupos y corrientes políticas. Mientras
más necia sea su actitud, más nos alejaremos de ellos.
Así
como queremos un gobierno fuerte, democráticamente fuerte, de la misma manera
queremos partidos políticos fuertes. Queremos que tengan la fuerza de oponerse,
sí, a las medidas del gobierno, cuando sea necesario y legítimo hacerlo. Pero
también queremos que tengan la fuerza de apoyarlo cuando sea legítimo y
necesario apoyarlo. Queremos partidos fuertes no sólo para disentir sino también
para consentir. Y queremos partidos fuertes que desplieguen congruencia entre lo
que dicen y lo que hacen. Esa es la fuerza que queremos.
Los
ciudadanos asumiremos una posición crítica no sólo frente al gobierno de
Vicente Fox sino también frente a los partidos políticos. Y así como
apoyaremos críticamente al nuevo Presidente electo para que conduzca a la nación
hacia una nueva etapa de su desarrollo, también fortaleceremos los frenos que
lo detengan si se equivoca o los desactivaremos si intentan frenarlo aunque se
mantenga en ruta.
Así,
pues, ya lo saben los dirigentes, ex-candidatos y representantes de los partidos
políticos. Esperamos de ellos generosidad no sólo en la victoria sino también
en la derrota. Y no sólo oposición y disenso sino también apoyo y consenso,
según el caso. O en lugar de nuestro apoyo, tendrán nuestra propia oposición.
Nota: 24 julio 2000. Aunque Francisco Labastida (PRI) ya declaró que “si le va bien a Fox le irá bien a México”, y Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) se limitó a desearle “que le vaya bonito”, ninguno de los dos lo han buscado todavía para felicitarlo. A estas alturas, ya no tendría caso hacerlo. Más que falta de madurez o espíritu deportivo, parece que jamás asimilaron el resultado de la elección. ¿Todavía hay dudas de que estamos frente a un histórico viraje político? En cambio, Gilberto Rincón Gallardo (PDS) desde el principio le expresó personalmente sus parabienes y aprovechó la oportunidad para anunciarle que seguirá luchando por las causas de Democracia Social. Ahí está la diferencia. Su partido perdió el registro, pero hay signos de que no perdió el futuro.
Nota 27 julio 2000. Un buen golpe de timón de Vicente Fox. Fue personalmente a la casa de Cuauhtémoc Cárdenas, lo felicitó por su participación en el proceso electoral, le presentó disculpas por los ataques generados al calor de la pasada contienda, y le pidió que estrecharan sus relaciones en bien del país. Además, le ofreció que siempre le planteará problemas y oportunidades que se le presenten en su gobierno, y al mismo tiempo, escuchará sus opiniones y sugerencias. Al mismo tiempo, envió a sus equipos a las dirigencias del PRI y del PRD (y aliados) para los mismos efectos. Magnífico comienzo. Antes de discutir discrepancias habrá que identificar coincidencias. El gran problema primero, todos los otros después. Un aplauso a todos: a Fox por la iniciativa, y a Cárdenas así como a todos los partidos políticos por aceptarla.